Es nuestro deber garantizar la protección y el cuidado animal
Por Emilia Santos Frias
Como seres humanos, personas individuales y en
colectividad, demandamos con frecuencia
nuestros derechos, al constatar que nos son vulnerados. Ejercemos esa ciudadanía
que no asiste, pero no siempre cumplimos con nuestros deberes. Allí es donde
hoy queremos hacer hincapié en estas líneas.
La República Dominicana ha logrado avances en ese
sentido, al menos tenemos una Ley de Protección Animal y Tenencia Responsable, así
como una Unidad de Protección Animal, regida por el Ministerio Publico, la que realiza
una labor excelente, al estar regida por una profesional que durante décadas demandó
estos avances. Una genuina protectora que desde las Asaciones sin fines de
Lucro (ASFL) de nuestra nación, clamó para que el derecho animal sea salvaguardado.
Llevo mucho tiempo analizando el maltrato animal y cuáles
aportes podemos hacer para eliminarlo, a propósito de que desde que tengo uso
de razón, tengo perro... Nací en una casa y viví mis primeros años de vida, en
un hogar donde mi madre criaba como parte de la familia, a gatos, cerdos, patos, palomas, hicotea,
chivo, vaca, entre otros. Allí se respetaba
a todo tipo de animal, los adoptados o no, incluso a los reptiles y
antropodos, a muchos de ellos le temíamos, sobre todo a los que aparecían sin
ser invitados como culebras de varios colores y ciempiés.
Gracias a Dios nací en una casa grande, de colores, como aún
podemos ver en nuestras provincias; de patio inmenso, donde la diversidad de árboles
frutales, plantas ornamentales y animales eran nuestra orgullosa carta de presentación
a quienes nos visitaba, junto a lo impecable que siempre la manteníamos. Al
mudarnos del Cibao a Santo Domingo, ahora en condiciones angostas, los árboles
y los animales siguieron siendo parte importante. Mis hermanas y yo la
bautizamos en broma, como “la casa donde hay un jardín botánico y un zoológico”,
para orientar a quienes no sabían dónde vivíamos. Esa flora y esa fauna aportaron
mucho a nuestra formación como persona. Hoy, convertidas en adultas menores, compartimos
hermosas y alegres anécdotas de nuestros animalitos, que fruto de los años, ya
no están con nosotras, pero hemos adoptado otros, quienes dan dulzura a
nuestras vidas.

En la actualidad, madre adoptiva de un Chihuahua y un
Poodle, que mi hija y yo amamos, abrazo
como nunca la protección y tenencia responsable, así como la aplicación de las sanciones
que prevé la ley 248-12, que van desde 50 salarios mínimos, como multa, hasta 1
año de prisión, para quienes violenten la vida animal. Si, a ser vivo sensible
como tú y como yo, que en sus distintas
especies, canico, felino, vacuno o bovino, ovino, porcino, caprino, equino,
aves, peces, acuáticos, conejos, silvestres, en fin, “nos dan lo mejor de sí en sus años de vida”,
pero sobre todo algo que no todos los humanos poseemos, valores universales
como la lealtad y nobleza, además de alegría proporcionada.
El cuidado animal implica sencillamente eso, calidad en
el cuido; identificar qué alimento debemos ofrecerle, salud aun cuando su
bienestar sea óptimo. Las visitas al veterinario deben realizarse, es decir,
debemos velar por su salud, al tiempo de, proporcionarles un ambiente limpio para su permanencia.
De igual forma, prevenir y erradicar maltrato, aspecto que se violan constantemente
en nuestro país, aun siendo parte de los países que luchan por la eliminación
del maltrato y a favor de la protección, respeto, cuidado y bienestar animal.
Tú eres parte de esta causa, puedes aportar y denunciar
el maltrato animal. No permitas acto de barbarie como el ocurrido en el mal
llamado zoológico de Moca!
Toda la nación y específicamente, en Santo Domingo y San Cristóbal,
debemos humanizarnos, sensibilizarnos y proteger a nuestro animales; éstas son
dos de las provincias donde existe mayor nivel maltrato animal, de acuerdo
a lo declarado por la doctora Marilyn R
Lois, encargada de la Unidad de Protección
Animal del Ministerio Publico.
La buena noticia es que además de tener la Ley 248-12,
que fortalece la protección animal, junto al amparo del Código Penal, la Declaración
Universal de los Derechos del Animal, leyes como la 122-05 de ASFL y 64-00 de Medio
Ambiente, el país cuenta con gente buena
como tú, que unidas en asociaciones sin fines de lucro, y ahora a instituciones
públicas, contribuyen al despertar de la conciencia colectiva, acerca del
respeto a la vida anima.
Súmate, la naturaleza animal es sujeto de derechos, trato
ético y condiciones que propicien óptimo bienestar!
Cuidar a nuestro animales, protegerle, es un acto que nos
humaniza y debe hacerse con amor, como dijo Nietzsche, “todo lo que se hace por
amor, se hace más allá del bien y del mal”, nos hace trascender el espacio
humano. De igual forma, Richard A. Biby, en “Es solo un Perro”, nos enseña que
ese ser vivo, conoce la esencia de la amistad verdadera y perdurable hasta la
eternidad. Nos brinda confianza, alegría pura, desenfrenada, y nos hace mejor
persona.
Ese planteamiento me recuerda a amantes de los animales
de todos los tiempos, como el novelista Julio Cortázar, quien amó a su gato
Teodore, a quien recogió de la calle. Además, al poeta Byron, autor de “Don Juan”, quien al morir su amando perro Terranova, escribió
en el mausoleo que le construyo: ”aquí reposan los restos de una criatura sin
vanidad, fuerte sin insolencia, valiente
sin ferocidad, que tuvo todas las virtudes del ser humanos y ninguno de sus
defectos”.
También, a la amada y releída obra “Platero y Yo”, de
Juan Ramón Jiménez, que narra la ternura, alegría y afecto que se prodigan el autor y el protagonista, un hermoso asno, a
quien personifica: “Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera que
diría todo de algodón, que no tiene huesos. Solo los espejos de azabache de sus
ojos son duros, cual dos escarabajos de cristal negro…Le dejo suelto y va al
prado…Es tierno y mimoso, igual que un niño, que una niña…, pero fuerte…
Mi amado Coco tiene mucho de Platero, aunque se
diferencia en el color verde de sus ojos y en que es un canino.
Por Coco y por Carmelo, Blacky, Buen Amigo, Reyna, Onino,
Punga…y todos los animales que he amado, mi compromiso hoy es mayor que ayer, por
la defensa y protección de la vida animal.
Tú puedes asumir ahora el deber de protegerle. Únete y
juntos garanticemos derechos de quienes nos aman a cambio de nada!.
La autora reside en Santo Domingo.
Es educadora, periodista, abogada y locutora
santosemili@gmail.com