Dominicana: Las madres llegaron a su día
muertas de cansancio
Por Mirta Rodríguez Calderón
(mirtarc@yahoo.es)
Santo Domingo, mayo (SEMlac).- Ni negras, ni mujeres medio
tiempo o mayores, ni descansando en un chaise lounge o bebiéndose una copa de
vino: las madres de la propaganda comercial que circula profusamente en
vísperas del Día de las Madres, celebrado aquí el 27, último domingo de mayo,
son todas lindas, jóvenes, la mayoría ojiclaras y blancas. Por excepción,
aparece alguna mestiza muy clarita.
Pero eso no es todo: el escenario, cuando ellas están
incluidas en el mensaje gráfico, se presentan como las cocineras, en el área de
lavar, quizás un espejo frente al cual se maquillan y, cuando más, un espacio
de estar.
Tampoco ello es todo en los modos en que la publicidad
perpetúa y reproduce estereotipos de género: sartenes, cacerolas, hornos,
lavadoras, refrigeradores, juegos de sala, comedor o dormitorio; sábanas,
toallas, adornos para el hogar, cortinas, alfombras, cojines y muchos más
elementos decorativos o utilitarios para completar nuestro reinado en el hogar
alimentan el imaginario colectivo y las sugerencias para "alegrar" a
mamá.
En las propagandas de alimentos o envasados lo que abundan
son las recetas con esta o aquella marca de uno u otro producto capaz de
permitir a mamá hacer los más deliciosos platos para toda la familia.
¿Y cuándo descansa mamá? Ah, cuando reciba como regalo
algún vestido, blusa, pantalón, zapatos u otro complemento de sus atuendos:
todos lindos, coloridos y mostrados por muchachas bellas y blancas de piel.
Eso está bien: ropas bien bonitas que nos encantan,
mascarillas y cosméticos y algunos perfumes, pero no muchos porque el público
de la propaganda cotidiana en periódicos (gratuitos dos o tres), brochures
comerciales o folletos de promoción, no suele ser el que adquiere esas
exquisiteces tan gratas.
Pero no todo está perdido en el empeño de comunicadoras y
comunicadores por hacer valer imágenes que promuevan la equidad de género. Este
año, ha habido mucha propaganda exhortando a regalar a mamá celulares o
anunciado rifas de jeepetas (camionetas) y hasta casas en sorteos maratónicos.
Y entre los anuncios de electrónicos se ha colado alguna que otra computadora.
¡Qué pena que ninguna de esas mamás de la publicidad aparezca
leyendo un libro, o en despachos de ejecutivas (que hay muchísimas dominicanas
que lo son) o tal vez paseando en bicicletas por caminos bonitos y no como
ejecutoras de planes de adelgazamiento, cirugías o consumos medicinales con
esos fines!.
Hará unos tres años en un Día de los Padres singular, la
colega Isaura Cotes estudió el efecto de los comerciales de una cadena de
tiendas que se proclamaban como "El nuevo Papá". Y estos aparecían
con sartenes, alimentando al bebé o la beba, y declarando con sus propias
frases: "Yo sí cocino, ¿algún problema?".
Contrariar de ese modo el imaginario machista al parecer
no tuvo mucho éxito porque no se ha popularizado en República Dominicana esa
tendencia propagandística.
Y como en el cuento de Mamá Alondra, que cocinaba, lavaba
y atendía a sus pichones mientras estos dibujaban en el suelo, y el Papá
descansaba en un buen sofá, se repite una y otra vez la leyenda de que ella era
muy feliz, a pesar de que hacía todo eso sin colaboración del resto de la
familia.
¡Ay, qué cansancio…!
No hay comentarios:
Publicar un comentario