Despenalizar el aborto
Escrito por: Orlando Gómez Torres
(orlando.gomez@gmail.com)
Reforzar la penalización del
aborto a modo de castigar lo que se entiende como una tragedia, solo sirve para
tapar las tragedias mayores que su prohibición ha creado. La prisión por
practicar el aborto ha sido ley en República Dominicana por décadas, sin
embargo esto no ha impedido que este se venga realizando a razón de lo que
muchos estiman en docenas de miles cada año. La torpeza cometida en el
conocimiento de lo que hoy tristemente es nuestra Constitución es ciertamente
un obstáculo relevante para su despenalización, pero no me parece que este sea
irremontable.
En nombre de la supuesta moral el
mundo se ha llenado de injusticias. El empeño de algunos en imponer su
percepción de “moralidad” a otros que simplemente no la comparten, solo ha sido
útil para crear figuras como la prohibición total del aborto, algo que en la
República Dominicana no ha servido para detener la práctica del mismo, sino que
solo le ha forzado a la clandestinidad poniendo en peligro la vida de miles de
mujeres y las carreras de docenas de doctores.
Esperar que reforzando las penas
contra esta práctica el resultado sea distinto, simplemente no es realista. En
el mejor de los casos, los doctores cobraran más caro por hacerlo y esto quizás
lleve a que algunas mujeres decidan tener sus hijos, sin embargo, en el peor y
más probable de los casos, estas opten por medios más peligrosos de
practicarlo. En uno u otro caso el costo social será notoriamente mayor que los
beneficios.
Cuando se trata de evaluar el
tema del aborto, hacerlo únicamente desde la pespectiva del tema mujer/feto es
un error. La República Dominicana cuenta con la cuestionable distinción de
tener una de las mayores tasas de embarazos de adolescentes, violencia contra
la mujer, delincuencia y pobreza. No obstante eso, el país se da el lujo
pendejo de no tener educación sexual efectiva en las escuelas y adicionalmente
prohibir el aborto. El Estado dominicano efectivamente no lava ni presta la
batea.
La pobre educación sexual y el
limitado acceso a anticonceptivos para las adolescentes son factores
importantes que inciden en el embarazo a esa edad. Con la via del aborto
legalmente cerrada, hay dos alternativas para una adolescente: el aborto
clandestino o tener el bebé.
Tener el bebé la arroja
directamente dentro del grupo de mujeres más expuestas a la violencia de
género, las madres jóvenes. La dependencia económica suele ser considerada una
de las razones más importantes en la falta de denuncias contra parejas
violentas, en el caso de las madres jóvenes esa dependencia surge por una
educación accidentada o directamente terminada a razón del embarazo. Los bebés
nacidos fuera de un plan y en medio de la adolescencia de la madre, se ven por
lo general expuestos a un ambiente violento en el hogar y en un entorno social
inadecuado para su desarrollo, criándose en muchos casos para ser unos
delincuentes.
Podemos taparnos los ojos con
banderas moralistas todo lo que queramos, pero lo que hoy cosechamos es
producto de lo que por décadas venimos sembrando y que si no cambia solo
seguirá pasando. No espero que de golpe y porrazo se acepte el aborto
generalizado, eso tampoco sería realista, pero si espero que algún día en este país
se entienda que más que un derecho de la madre el aborto es una necesidad
social en un Estado, que como ningun otro en el mundo, puede proveer techo para
todos los niños que nazcan de embarazados no deseados, asistencia directa para
las madres, protección efectiva frente a la violencia de género, reducir a
corto plazo los niveles de pobreza, hacer frente de forma adecuada al
vertiginoso crecimiento de la delincuencia y que demanda cada día más de más
gente educada y productiva pero que les ve desperdiciadas en las tragedias que
su propia prohibición al aborto ha creado.
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