Perdonar es saludable hazlo y comparte la experiencia
Por Emilia Santos Frías
¿Qué
medicamento podremos administrar a un corazón herido, enojado y lastimado?,
¿Cuál es la medicina para quien odia, busca venganza, envidia,
maltrata?; ¿será el perdón?. Estas son algunas de las interrogantes que surgen cuando leemos
“El Proyecto Perdón”, del escritor Michael Barry.
El autor nos
muestra las características de la enfermedad moral, esa que consiste en decir
una cosa y hacer otra; que se evidencia en la falta de servir a los demás con amor,
compasión, humidad y perdón. Esa que
también es aliada del odio y enojo reprimido; emociones que enferman física, socialmente y que sólo sana el perdón.
Agradezco al
doctor Francisco Monegro, por donarme hace varios meses, esta importante obra,
que me permitió identificar las enseñanzas de su autor, el doctor en Teología
Michael Barry, director del Centro para el Tratamiento del Cáncer de Estados
Unidos en Filadelfia, quien nos afirma que el rencor, el odio y la venganza,
destruye la vida, mientras que el perdón nos hace mejor persona, capaces de
vivir con felicidad, alejados del dolor.
Pero para
aplicar este tratamiento y lograr que el medicamento perdón haga sus efectos, es
necesario a mi entender que podamos conocernos mejor; identificar nuestras
fortalezas y nuestras debilidades.
Todas y todos
en algún momento hemos sido lastimados y albergamos emociones mal sanas hacia
quien nos hirió, pero eso sólo hizo más grande el dolor, porque no perdonamos
al que nos causó el malestar. Debido que como dice Barry, la falta de perdón es
un cáncer espiritual para el alma.
Sin lugar a
equivoco, puedo afirmar que el perdón previene hasta la depresión y el suicidio,
porque aporta sanidad y paz; estas a juicio del citado autor, “son dádivas de
Dios”.
El Proyecto
Perdón, nos expresa que el ser humano se está devorando entre sí. La ira y el
odio siguen destruyendo familias y comunidades, debido a que el dolor, enojo y
sufrimiento no conoce límites y son comunes a personas de toda edad, raza y fe.
Sin embargo,
mientras la falta de perdón trae desdicha e infelicidad, el perdón aporta
grandes beneficios entre los que podemos citar la paz. Una paz que se demuestra
en la humildad; escuchar mejor; entender las ideas de los demás, aun cuando
estemos en desacuerdo, pues, no siempre las personas contrarias, están
equivocadas.
Siempre
recordaré aquel discurso agónico del doctor José Francisco Peña Gómez, líder
político de gran trascendencia mundial “Yo amo a mi pueblo, a mi país, a lo
largo de toda mi vida he pagado un alto precio por eso; he recibido ataques
feroces, a veces frontales, a veces con veneno como ahora, pero yo los perdono,
mis adversarios pueden contar conmigo…con mi perdón”. Una alocución de una
persona inmensa.
Un gran ser
humano, es capaz de perdonar. El perdón nos ayuda, a conseguir sanidad y libertad,
quiero que ser muy enfática en esto. Para Barry, entre el perdón y el sistema
inmunológico hay una relación estrecha y a ella atribuye su poder curativo.
Exhorta
perdonar a las personas que nos lastimaron, incluso a las tóxicas, pero
alejarnos de estas, ya que no es necesaria una relación con ella, debido a su
veneno y sustancia nociva.
Es imperioso
vivir con sanidad emocional y espiritual. ¡Busquemos en nuestro interior la
capacidad de perdonar y vivamos en libertad!
Es preciso
apartar el dolor de nuestro corazón. Necesitamos una “remisión
espontánea”, como dicen los médicos
cuando desaparece de un cuerpo un tumor maligno, sin razón aparente para ellos,
por lo que lo llaman “un milagro”.
Asimismo,
necesitamos que desaparezca el enojo y la falta de perdón hacia quienes nos
lastimaron, sea esta persona familiar o no; pareja; compañero de labores;
empleadores o dependientes laborales; amistades, en fin, cualquier persona.
Para que el
perdón sea posible, debemos apartar a
juicio de Santo Tomás de Aquino, los pecados capitales: el orgullo o soberbia,
avaricia, lujuria, pereza, glotonería, envidia e ira, ellos nos hacen creernos
superiores. Nos llevan a querer de manera malsana lo que no nos pertenece.
¡Vive la experiencia del perdón. La ira y el
odio afectan la salud de quien los vive. Transforma tu corazón. Oremos y
escuchemos nuestro Dios, él nos ayudará a que mediante el perdón liberemos la
carga que enferma el cuerpo de quien la posee!
El camino
conlleva un proceso arduo y hasta difícil, pero sanador; liberador, si lo hace
con conciencia, porque ¡el perdón da libertad!. Créeme ya lo he vivido y estoy
presta de ser posible a repetirlo.
Decídete hoy,
no te resistas a la necesidad de perdonar; es un paso importante que tu salud
física y mental merece. ¡Necesitas vivir en paz y bienestar!
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