lunes, julio 23, 2007

Las mujeres más vulnerables al VIH

SEGÚN ESTUDIOS LAS QUE VIVEN CON EL VIRUS, SON VÍCTIMAS DE VIOLENCIA
Mujeres, más vulnerables al VIH


Grisbel Medina R.

SANTIAGO.- Sara tiene 42 años y vive en un sector muy conocido de Santiago. Su vida, marcada por pobreza material, desde el año pasado la tatuó el VIH. Por ello le exije a su pareja utilizar preservativos en el rito sexual, con tal de no reinfectarse, pues su compañero sentimental también es positivo. Cuando le invita a usar el plástico, el marido la maltrata física y moralmente. De un año acá, aparte respirar entre miseria, aguanta golpes e insultos del hombre que le roza y calienta su almohada. Sara, es también usuaria del Programa de Atención Integral de Profamilia.

María Sosa, coordinadora del proyecto asegura que mientras más pobre es la mujer, más vulnerable es ante la violencia que recae no sólo de su pareja, sino también de la familia.

Lo anterior explica que si la gente más pobre enfrenta mayor problema de salud, entonces, entre los pobres, las más pobres son mujeres. Y, por ello son más sensibles al contagio y a ser víctimas del poder machista.

En el II Seminario Encuentro de Caminos: Visibilizando el Vínculo entre Violencia Basada en Género y el VIH/SIDA, la abogada Susi Pola, expuso que la violencia de género contra la mujer, refiere cualquier acción que tenga como consecuencia, perjuicio o sufrimiento a la salud física, sexual o psicológica de la fémina, lo cual incluye amenazas, coerción o privaciones de libertad, tanto en la vida pública como privada.

Al tratarse de un problema fundamental de derechos humanos y de salud pública, cuya frecuencia lastimosamente aumenta, no sólo en el país, sino en el mundo, las mujeres, según Pola, enfrentan todos los días una epidemia de violencia. Y, ésta, las hace más frágiles frente al pulpo viral del VIH-SIDA.

A valorar
--PROFAMILIA: Mariana Santos, encargada de educación de Profamilia en Santiago, informó que en la institución funciona un proyecto para contribuir a mejorar la calidad de vida de las mujeres, adolescentes y adultas sobrevivientes de violencia. El plan Violencia Basada en Género surgió en 1999 “como respuesta a las crecientes hechos sobre violencia intrafamiliar en el país”. Además, expuso Santos, cuentan con el Programa de Atención Integral a las Personas Viviendo con VIH/SIDA, el cual ofrece, entre otros servicios, medicamentos antirretrovirales y para infecciones oportunistas con calidad, sin estigma ni discriminación

--DISCRIMINACIÓN: Existe en el país una situación de violencia contra las mujeres en el trabajo, pues obligan a las que buscan empleo a someterse a pruebas de VIH, en Zonas Francas o en empresas turísticas, contraviniendo la Ley 55-93 del 31 de diciembre de 1993, sobre Sida, que prohíbe en su artículo 2, la realización de pruebas para el diagnóstico de infección por el VIH.

--CULPABLES: Se alimenta la percepción de que las mujeres son culpables de la presencia del VIH en las uniones estables. Así, sin importar cuál fue la fuente de infección, muchas que dan positivo están sujetas al ostracismo, violencia o abandono por parte de sus parejas estables o de sus familias.

--FIDELIDAD: En República Dominicana las normas culturales suponen que la mujer- y no necesariamente el hombre- debe ser fiel y que ella es responsable en última instancia incluso de la infidelidad de su marido.

Violencia de género y VIH
En el país cada día y medio ocurre un feminicidio. Lea bien. Sin pompas de Estado, cada 36 horas, República Dominicana entierra una mujer. Quienes se salvan del extremo de violencia machista, sufren de ataques a nivel intrafamiliar o domésticos, delito fichado entre los más frecuentes del país en la última década.

En el país de hombres melosos, sobretodo en la conquista, el 24 por ciento de las mujeres entre 15 y 49 años, han sido víctimas de violencia basada en género, especialmente agresiones físicas. Según Susi Pola, Magíster en Género y Desarrollo, la cifra aumenta a 40 por ciento si son mujeres separadas o divorciadas. Si evaluamos el maltrato emocional, la balanza sube a 67 por ciento.

Al explicar la relación entre violencia basada en género (VBG) y contagio de VIH-SIDA, la experta expuso que la epidemia y la VBG no sólo se relacionan, sino que tienen consecuencias graves para la salud y desarrollo de las féminas en cualquier etapa de su vida.

“La violencia de género es tanto una causa como consecuenca del VIH/SIDA porque aumenta el riesgo de las mujeres a contraer la enfermedad, pero una vez que la contraen, enfrentan más formas de violencia porque tienen el virus del VIH”, aseguró.

Asumiendo como ejemplo, registros del Núcleo de Apoyo de la Mujer (NAM), de Santiago, la autora de dos estudios sobre Feminicidio en República Dominicana, informó que la totalidad de los casos de infectadas de VIH, corresponde a mujeres con historial de maltrato emocional, físico y sexual.

Una investigación realizada en América Latina y el Caribe sobre perfiles de la violencia contra la mujer, mostró una asociación significativa entre Infecciones de Transmisión Sexual (ITS) y la violencia. Los datos de la encuesta demográfica de salud en República Dominicana, indican que la proporción de mujeres que padecieron de alguna ITS en los últimos 12 meses anteriores a la encuesta era tres veces mayor (3.7 por ciento) entre quienes alguna vez experimentaron violencia que entre quienes nunca habían padecido violencia (1.0 por ciento)

Para visualizar la estrecha vinculación entre atropello de género y el riesgo de las féminas ante el VIH/SIDA, Pola, articulista del vespertino El Nacional, enumera los factores biológicos, económicos y culturales que incrementan el peligro de las mujeres que sufren violencia de género para contraer el VIH/SIDA.

En la parte biológica, informó que las mujeres son fisiológicamente más susceptibles a la infección pues muchas veces las ITS no son detectadas y tratadas, aumentando la fragilidad ante la infección. Además, las mujeres tienen más superficie mucosa donde pueden presentarse lesiones microscópicas, facilitando la infección, el semen lleva más VIH que las secreciones vaginales y cuando el sexo es forzado, el riesgo de salpicarse aumenta al producirse laceraciones y sangrado en la mujer.

En el aspecto económico, la investigadora de género y violencia, aseguró que en muchos casos las mujeres carecen de acceso a un trabajo digno, tienen mínima educación y experiencia laboral, y se les niega sus derechos de propiedad. Esto las hace económicamente dependientes de su pareja y más indefensas ante la violencia. También el desequilibrio del poder creado por la dependencia económica y la violencia puede quitarle a la mujer el poder de “negociar” el uso del preservativo y/o de terminar su relación con la pareja que las pone en riesgo de infección por el VIH.

De acuerdo a Susi Pola, la pobreza obliga a muchas mujeres a realizar trabajo sexual para subsistir, a entablar relaciones transaccionales o a caer en situaciones de trata de mujeres que excluyen el uso de preservativos.