¿Por qué es importante que Dios guíe
mi accionar?
Por Emilia Santos Frías
Cuestionarnos
acerca del lugar que ocupa Dios en nuestras vidas, parece tener respuesta
sencilla, pero si hablamos con la verdad no es así. Para quienes ponen en duda
su existencia es aún más difícil.
¿Quién es Dios?
Yo
sé que no es un hombre grande, gordo, blanco y barbudo. Tampoco un hombre con
alas como pájaro. Lo que si se, es que es el sentimiento más benigno que existe:
el amor.
La
doctora Adria Acosta Guillén en su obra “Sabiduría de lo Alto que da Vida”,
afirma que el pueblo de Dios no tiene frontera y está compuesto por todas las
personas que practican la verdad.
Entonces,
podemos afirmar de ello, que Dios es bondad, protección, guía, fuente de
sabiduría, solidaridad y amor al prójimo; porque eso es practicar la verdad.
¿Pero
dónde está Dios, dónde lo encuentro?
Estoy
convencida de que no es una moda, religión, ni un estilo de vida; es más que
eso: es vida nueva, tal y como dice la doctora Acosta. Y eso me hace feliz, un
renacer.
Dios,
es dar; asistir a quien necesita, a cambio de nada. La paga es justamente esa:
hacer el bien.
Él
está en el amor, en la paz, en la bondad.
Por
eso es importante que lo busquemos y le encontremos en nuestro interior. Que
abramos nuestros corazones y nos dejemos encontrar por él, como recomienda la
doctora Acosta, ministra de tiempos modernos.
¿Tener a Dios en mi vida me
hará más feliz?
Totalmente,
quien tiene a Dios no posee miedo ni ansiedad. No se deja embriagar por la
envidia, ni coquetea con la vanidad y la lujuria.
Doy
testimonio de que Dios apacienta las aguas más turbulentas, la verdad siempre
sale a la luz y hasta en los momentos más difíciles, nos guía a la paz.
Como
indica “Sabiduría de lo Alto que da Vida”, quien tiene a Dios posee
sentimientos benignos para las demás personas. Y eso es felicidad. Vinimos a
este mundo a ser felices.
“El
ser humano fue creado con amor, por amor y para el amor”.
Esta
obra nos invita vivir cada día una ventura de amor.
Pidamos
a Dios con humildad, que nos llene de sabiduría. Identifiquemos que no debemos
vivir nuestro hoy en el ayer, aunque haya sido bueno o malo. Del ayer sólo
debemos aprender.
Es
necesario pactar cada día con Dios; una alianza de fe; trabajo honesto; abrir
nuestro corazón; amar a todos los seres vivos. Pactar vivir feliz.
“El
trigo y la maleza crecen juntos y ambos aprenden a tolerarse para crecer y
desarrollarse. Por eso, cuando toleras, convive; cuando convive, comparte y
cuando comparte, ama”.
¡La
oración tiene poder para llevarnos a ese nivel; practícala!
Hoy
es un buen día para que tengamos valor, alegría, salud y amor.
La
autora nos recuerda, que el apego a cosas materiales no nos hace más feliz, por
el contrario nos aleja de Dios: fuente
de luz y felicidad perpetua.
A
Dios lo encontramos al practicar la justicia social y brindar amor. Él no vive
fuera de nuestro corazón. ¡Busca y lo encontrarás!
Oremos,
respiremos, dejémonos guiar por la verdad; creamos, tengamos fe y amemos, para
alcanzar la dicha.
La autora es Educadora,
Periodista, Abogada y Locutora.