No
disfrutaremos buena cosecha
Los
drink han sustituido la participación en actos culturales
Por Emilia Santos Frias
Es preocupante que para el
sector más carente de recursos económico de nuestra sociedad, la recreación
consista en abrazar los juegos de azar y las bebidas alcohólicas, estas últimas
teniendo como escenario para su consumo los denominados drinks.
A cualquier hora y día de la semana, es común en la
ciudad y el campo, ver como gran parte de nuestra población abarrota esos
lugares “para botar el golpe o distraerse”.
Su proliferación es
cada vez mayor, crecen sin control,
parece que ahora se vende más alcohol que alimentos de la canasta básica. Esa
es la percepción. Esto asociado a otros vicios igual de dañinos.
A usted querido lector le invito,
si hace turismo interno, visitar en cada provincia lugares emblemáticos de
nuestro país, con certeza encontrará más personas en los drinks que en ellos. Pero,
lo importante es que usted lejos del escenario planteado, contribuya a fortalecer
la herencia dominicana.
Es una pena ver en nuestras
provincias, los parques despoblados o utilizados por antisociales, que al desconocerla
deshonran su historia; las que antes fueron esplendorosas glorietas; plataforma
del arte y escenario de grandes
artistas, hoy lucen tristes, pobladas por lo nimio.
Desaparecieron hace décadas los
clubes culturales y hoy en nuestros parques, áreas abiertas destinadas a
ejercitar el derecho a la recreación, antes espacio de grandes peñas, hoy
presentan escasa actividades culturales, mermo el fomento, incluso los actos
religiosos que ayer concitaron tantos fieles y espectadores. Es preocupante,
gracias a esto nuestra juventud acuña cada día costumbres foráneas.
Hasta la religión está perdiendo rebaño, la asistencia
en los actos religiosos es baja. Poe
ejemplo, la iglesia católica tiene más gente cuando fallece alguien conocido, “importante”,
que en los cotidianos servicios religiosos.
¡Anhelo encontrar al pintor
provinciano, haciendo su magia!. Los payasos, hoy organizados en asociaciones, solo
estar al alcance de unos pocos bolsillos. No veo esos personajes pintorescos,
distintivos de cada comarca, escasa presencia, solo brillan los diablos durante
la fiesta pagana de carnaval.
¿Qué pasó con la difusión de
nuestra costumbre y cultura?, ese derecho consagrado en el artículo 64 de
nuestra Carta Magna, ese mismo que indica el acceso, participación y disfrute en la vida cultural de la Nación.
¿Qué papel debemos desempeñar para que este derecho sea ejercitado?,
¿forman parte los drinks de nuestra cultura?. No creo que la respuesta sea
positiva, son hijos de los ruidosos colmadones que florecieron en la década del
90., sin embargo, es necesario analizar cuál es el aporte social positivo que
dejan a nuestra población?. También ante esta interrogante tengo respuesta poco
agradable.
Si
el Estado somos todos, entonces, ¿cómo podemos cambiar esta realidad?…, ¿será al
volver la mirada a la educación en valores y engrosar la educación familiar?.
Visitar
estos lugares no es degradante, pero que sea la principal opción para que la
población más necesitada “se distraiga”,
traerá serias problemáticas.
La Constitución sigue
haciendo eco en mi cabeza: “el Estado protegerá los intereses morales…, establecerá
políticas que promuevan y estimulen, en los ámbitos nacionales e
internacionales, las diversas manifestaciones y expresiones científicas,
artísticas y populares de la cultura dominicana. Incentivará y apoyará los
esfuerzos de personas, instituciones y comunidades que desarrollen o financien
planes y actividades culturales…, promoverá la diversidad cultural…, reconocerá
el valor de la identidad cultural, individual y colectiva, así como, su importancia
para el desarrollo integral y sostenible…, el bienestar humano”.
Y citando una obra sencilla,
pero que ha aportado mucho a quienes la hemos leído. Obra gurú para del buen
hacer: “El Arte de la Prudencia”, de Baltazar Gracián, “Las personas nacen bárbaras,
por ello, debe cultivarse para vencer a la bestia. La cultura nos convierte en
personas y en mejores cuanto mayor es esta. Gracias a ella, Grecia pudo llamar
bárbaros al resto del mundo. La ignorancia es tosca, nada cultiva más que el
saber, pero la cultura sin refinamiento es grosera…, la voluntad debe ser
refinada”.
¡Hasta la próxima entrega!
La autora es Educadora,
Periodista, Abogada y Locutora.
santosemili@gmail.com