Es tiempo de apartar la indolencia y
garantizar derechos
Emilia Santos F.
Este Julio, mes que ya
agoniza, entre muchas cosas productivas a nivel espiritual, me sirvo también, para
contempla más de una vez el rocío de la mañana; disfrutar la neblina y con
ella, transportarme a dìas tranquilos, vividos por tierra cibaeña. Dónde vivir
esa experiencia, era una gran cosa. Y aún para mí, sigue siendo, enriquecedora;
maravillosa!.
Pero, para disfrutar este
extraordinario regalo de la naturaleza, enseñoreado en todo el verdor del
Parque Mirador, debes madrugar…, empezar muy temprano. Ese espectáculo de aire
grisáceo-azulino, que refleja los rayos del sol, es apto para adelantados. Confieso
que disfruté ese encantador obsequio divino, como lo hacía en mis años de
infancia.
Remembranzas y
comparaciones danzaban en mi mente. La
neblina me habló de seres humanos que duermen, en lo que parece un sueño
eterno. El espejismo se desarrolla en el mundo de la invisibilizaciòn,
violación, negación o falta de garantía de derechos humanos.
Esa neblina observada
mientras acudía a compromisos cotidianos y a rituales propios de la filosofía
de vida que profeso, me afirmó que en nuestro amado país, mucha gente duerme un
espantoso sueño; donde incluso la negación de la cultura; la etnia; la dominicanidad;
los valores morales y la ética, forman parte del ominoso desenlace.
Es un escenario que da
ganas de soltar un poco; de ceder, ante las injusticias, el desorden; el reino
de los antivalores; la desigualdad social, reflejada en niñas madres; el hambre
que padecen nuestros campesinos y residentes en barrios marginados, en la pseudo
democracia. Pero no!. Los derechos
inherentes, deben ser disfrutados, ejercitados, garantizados por el Estado y demandados
por las personas beneficiarias.
Gracias a la divinidad
dentro de todo este aquelarre, en que la República Dominicana, además, discute
y considera pecaminoso el aborto, dando paso a la violación de los derechos
sexuales y reproductivos de sus mujeres; mientras, funcionarios se enriquecen
ante nuestras caras, sin el más mínimo halo de vergüenza; tenemos a nuestro Dios,
para confortarnos y fiestas como la que nos regala la neblina, para deleitarnos
y permitirnos oxigenar la siquis, mientras seguimos trillando el sendero de
nuestra Nación hacia la luz.
No vamos por buen camino
si nuestra población sigue inmersa en el sueño. Como ciudadana estoy hastiada
de acciones que reflejan incultura, antivalores; delincuencia, de padres
incestuosos, adultos violadores de derechos de personas menores de edad. Y no basta
denunciarlo o piense!, estoy segura que usted idéntica lugares donde hay
grandes carencias de salud y educación, servicios básicos. Donde hay
inseguridad de todo tipo, hambre; desempleo….lugares donde la gente no tiene
ningún abrigo.
Otros, donde las acciones
delincuenciales, están disfrazadas de recreación. Nada más falso!. Jóvenes exponen
sus vidas o mutilan sus cuerpos cada semana,
en las denominadas carreras en motores, tanto en Santo Domingo, como en
otras provincias. Quizás por falta de oportunidades o vagancia, pero ¿quién
debe frenar esas acciones?, ¿ por qué no lo hace?. Y no listaré la Educaciòn
doméstica, esa que nos enseñó nuestra madre y padre. La familia de hoy, olvidó
que la moral, normas de urbanidad; la ética, se aprende en casa…, por eso
tenemos hasta una ley de transparencia. El calcumen viene desde la casa.
República Dominicana tiene
muchos jóvenes sumidos en pobreza; escases de todo tipo y grandes niveles de vagancia.
Las políticas públicas siguen siendo apáticas. Y ¿qué decir de la niñez y los
envejecientes?, ahí si hay calamidad!.
Parpamos esta realidad en
lugares pernotados, la que no es exclusiva de un gobierno. El cambio es
compromiso de todas y todos. Hay
carencia en la garantía de derechos fundamentales; servicios básicos; fomento
de los derechos culturales, colectivos y medio ambientales, por eso el apogeo
de acciones que riñen con el decoro.
Nos consuela saber nunca
es más oscuro que cuando va a amanecer. No desesperemos, Aportemos! Cómo dijo
la gran Gabriela Mistral: “Te espero sin plazo ni tiempo. No temas noche,
neblina ni aguacero. Acude con sendero o sin sendero”. Urge continuar en
alianza a acciones benignas; de bien para la colectividad, debemos continuar!.
La autora es Educadora,
periodista, abogada y locutora.