martes, junio 12, 2012



INVITACIÓN
Para periodistas en ejercicio

El Centro de Estudios de Género de INTEC participa como socio de PROFAMILIA en el desarrollo del proyecto “Empodérate. Impulsando el ejercicio de los derechos sexuales y los derechos reproductivos”,... cuyo propósito central es hacer incidencia pública alrededor de estos derechos y propiciar la adopción de una ley integral de Derechos Sexuales y Derechos Reproductivos.

Uno de los componentes del proyecto lo constituye la Capacitación a distintos actores clave. Les estamos invitando al curso “Derechos Sexuales y Derechos Reproductivos”, dirigido a comunicadores y comunicadoras a desarrollarse los días 23 y 30 de junio, 7 y 14 de julio (4 días en total).

Esta capacitación posee la colaboración tiene también, la colaboración del Colegio Dominicano de Periodistas, el Círculo de Periodistas de la Salud y el Sindicato de Nacional de Trabajadores de la Prensa SNPP .

Contacto.

Desiree Alexandra Del Rosario Sosa
Coordinadora Académica
Centro de Estudios de Género.
Instituto Tecnológico de Santo Domingo - INTEC
Ave. Los Próceres, Galá, Santo Domingo, Rep. Dom.
Teléfono: (809) 567-9271 Ext. 350
Cel: (809)258 7618
Fax: (809) 566-3200


drosario@intec.edu.do
www.intec.edu.do

lunes, junio 11, 2012


SALUD Y CALIDAD DE VIDA
El poder de la musicoterapia
LUIS ARMANDO RIVERA HABLA DE LOS BENEFICIOS DE LA MÚSICA EN PACIENTES ESPECIALES
            
Apoyo. Rivera: "Sabemos que la música puede causar una reducción de la percepción del dolor, que puede causar catarsis en el paciente”.

Yaniris López
yaniris.lopez@listindiario.com

Luis Armando Rivera lleva la música en el alma y en las venas. Nieto de doña Casandra Damirón y del compositor Luis Rivera, encontró en la musicoterapia la armonía perfecta entre las dos cosas que más le apasionan: la música y la psicología. El canto es parte de su vida desde hace hace mucho tiempo, y la Psicología Clínica la estudió en Unibe. Pero al graduarse en 2007 se encontró con que no quería dejar de hacer ninguna de las dos cosas.

“Yo sentía que tenía que dejar algo, pero uno de mis grandes sueños era estudiar en el Berklee College of Music de Boston y se dio la coincidencia, mientras buscaba en sus programas para ver qué iba a hacer, que meencontré con la musicoterapia, y me dije que esto era perfecto porque es un matrimonio entre las dos cosas que más me gustan en la vida, y me fui para allá”, cuenta.

Rivera obtuvo este año el título de musicoterapeuta y está trabajando en el área en Orlando, Florida. Pero su sueño inmediato es radicarse en el país e iniciar proyectos que motiven en la población y en las autoridades de salud el uso de la musicoterapia tanto en hospitales como en áreas privadas.

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MÚSICA CON UN PROPÓSITO CLÍNICO
LA MUSICOTERAPIA no se trata de entrar a una sala y tocarle a un paciente, aclara Rivera. “La musicoterapia es el uso clínico y en vivo de la música dentro de una relación y un contexto terapéutico manejado por un profesional capacitado para lograr objetivos que no son musicales”. Es decir, explica: “Tiene que haber en algún momento una transferencia entre lo que estamos viendo en la sesión y lo que la persona puede hacer en su día a día”.

Así, sigue Rivera, una persona que sufrió un accidente o que ha perdido fuerza en su brazo por un derrame, al tocar un instrumento con el musicoterapeuta está haciendo un trabajo, se está ejercitando y en su recuperación incidirá ese factor motivacional de la música.

Música con propósitos clínicos
Durante su pasantía de siete meses en un hospital de Estados Unidos, Luis Armando Rivera vivió muchas experiencias que le confirmaron el poder terapéutico de la música en todo tipo de pacientes.

“Yo pude haber escogido muchos sitios que trabajan con áreas específicas, pero elegí un hospital porque allí ves pacientes desde bebés hasta ancianos”, dice Rivera.

Explica que cuando el paciente entra en el hospital pierde el control de sus decisiones, pues médicos y enfermeras deciden por él.

“Nadie le pregunta si quiere esto o lo otro. Yo soy el único que no está ahí para puyarlo, para moverlo. Estoy ahí para darle un alivio, algo familiar.

Llego con mi caja de instrumentos para interactuar con ellos. Le estoy devolviendo su poder con solo preguntarle si quiere tocar el tambor, si quiere tocar una canción u otra. Eso le hace su experiencia en el hospital menos dramática”.

Beneficios
La musicoterapia, explica Rivera, debe tocarse en vivo. “Ya sabemos que la música puede causar una reducción de la percepción del dolor y de las náuseas, que puede causar catarsis en el paciente.

Esto es posible porque la música traspasa cualquier cosa que tengas en tu cerebro directamente al sistema límbico, donde están las emociones.

La música le aporta al ser humano una experiencia sensorial completa: no solo la oyes y la sientes, a veces te trae recuerdos que prácticamente los hueles”, dice.

Una persona que se ejercita con audífonos normalmente está corriendo al ritmo de la música que está escuchando porque el ritmo organiza las cosas en el cerebro, manifiesta Rivera.

“Cuando trabajo con una persona que ha sufrido un derrame, que está aprendiendo a caminar de nuevo, uso los ritmos muy pronunciados para darle el paso en el que va a caminar, y he visto resultados en una sola sesión muy dramáticos”.

Musicoterapia médica
Rivera pide imaginar a un paciente con muchos días en el hospital o a uno con cáncer que esté manejando mucho dolor y náuseas debido a la quimioterapia.

En esos casos usan técnicas de musicoterapia para reducirle el dolor y la percepción de náuseas pero no para distraerlo, asegura.

“Es un efecto que perdura. Duro 20 minutos o media hora con un paciente, me voy del salón y algunos me dicen: Dile a la enfermera que no me traiga la medicina del dolor, que estoy muy bien”.

La musicoterapia ayuda a cambiar la experiencia del paciente en el hospital, lo ayuda en su comportamiento emocional y a cambiar el enfoque de su enfermedad.

El psicólogo comenta que ha tratado pacientes que han recuperado las ganas de vivir gracias a la musicoterapia que se hace con un propósito clínico.

“La gente me veía con la guitarra en los pasillos y me decía ‘qué lindo que vienes a tocarles a los pacientes’. No. Yo vengo a trabajar con el paciente, con su dolor, sus náuseas, sus problemas emocionales, con lo que está lidiando porque está enfermo, porque le diagnosticaron una enfermedad terminal. Le toco música con un propósito clínico. No es llegar, tocar y ya te vas a sentir mejor”.

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EL MUSICOTERAPEUTA TIENE OJO CLÍNICO
Es el ojo clínico el que le indica al musicoterapeuta qué le conviene a cada paciente y cómo deben ser manejadas su enfermedad y emociones.

“Tengo que usar todo lo que sé sobre ti en la música, tomar en cuenta algo tan sencillo como que no te guste el merengue o la salsa, saber si te conviene o no en ese momento escuchar música o si estás preparada”, indica.

No tiene sentido cantar música alegre a una persona que le acaban de diagnosticar cáncer que le dicen que se va a morir en dos días, confiesa.

“Y tienes que saber comunicarte por ejemplo con personas que no pueden hablar, tomarle la mano y decirle: Si quiere música, apriéteme la mano”.

Cuando entra a una sala, por ejemplo, Rivera dice que debe ver el monitor del paciente que le mide la frecuencia cardiaca y la facturación del oxígeno.

“Si un paciente tiene la presión muy alta no puedo ir a tocarle un mambo. Primero le toco algo rápido, que esté más o menos a su mismo ritmo cardiaco. Cuando el cerebro y la música se conectan eventualmente después de unos minutos, yo comienzo a bajarle la velocidad a la música, el paciente ni se va a dar cuenta, pero yo comienzo a bajarle un poquito la rapidez y tú ves cómo esa frecuencia baja. Si estás alterada y moviéndote mucho te voy a cantar una canción que vaya con lo que estoy viendo en ti, con tu comportamiento y con lo que veo en el monitor”.

La música y los bebés prematuros
Dentro de la musicoterapia, Luis Armando Rivera se ha especializado en el trabajo con bebés prematuros.

“El cerebro de los niños prematuros no está listo para procesar luces y sonidos, estos bebés no están listos para que los estén tocando porque deberían estar dentro del vientre de la madre todavía. Pero están en una incubadora, en una cuna, les ponen esto y aquello; los hacen llorar y cuando lloran queman calorías porque son muy frágiles”. En ellos, dice Rivera, se usa la musicoterapia como estimulación corporal y para enseñarle a su cerebro a asimilar gradualmente todo lo que está pasando a su alrededor.

Veinte minutos diarios o interdiarios son suficientes y uno de los beneficios, apunta, es que los bebés se están yendo de 13 a 20 días más temprano del hospital, un tiempo muy significativo en medicina. “Esto les ahorra mucho dinero a los padres y al Estado y permite que enfermeras y doctores atiendan más pacientes”.

Aunque debe tocar todo tipo de música, sobre todo la que le guste al paciente o una canción que él entienda le servirá en su terapia, es diferente con los bebés prematuros “porque ellos no tienen opción, no te pueden decir que no les gusta esa canción aunque sí me lo dicen con la mano, con la cara, levantando la espalda”.

Para estimularlos, funcionan muy bien las canciones de cuna muy lentas, pues la música muy rápida o muy alta puede sobreestimularlos, apunta Rivera, psicólogo clinica.

Otras áreas. Rivera trabaja además con las metas de desarrollo de niños y adolescentes, con sus problemas emocionales y adicciones. También ayuda a niños con necesidades especiales a desarrollar su inteligencia y habilidades sociales, especialmente niños autistas.

En el país, recuerda Rivera, pese al auge que está tomando el tema, sólo se han graduado tres personas en musicoterapia y dos de ellas trabajan fuera. Por eso quiere trabajar aquí, especialmente con bebés prematuros, personas que han sufrido derrames, pacientes de terapia del habla y niños con problemas especiales.

“Son áreas en las que los cambios son muy notables y nos ayudarán a comprender la importancia de la musicoterapia. Si cada hospital tuviera un musicoterapeuta sería de mucha ayuda para el Estado”, considera.