jueves, diciembre 20, 2012
martes, diciembre 18, 2012
Este año participaron 75 industrias farmacéuticas, entre ellas y por
primera vez, una representante de las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas (MIPYMES)
Con
un aumento en su catálogo de productos, la incorporación de un moderno sistema
de gestión de fármacos y la participación pionera de una microempresa, el Programa de Medicamentos
Esenciales/Central de Apoyo Logístico (PROMESE/CAL) realizó su Licitación
Pública Nacional 2012-03, por un monto de más de mil 457 millones de pesos.
En
cumplimiento de la Ley No.340-06 sobre
Compras y Contrataciones Públicas de Bienes, Servicios, Obras y Concesiones, el
organismo estatal utilizó por primera vez el Sistema Único de Gestión de
Medicamentos (SUGEMI) para adquirir por volumen medicamentos e insumos
sanitarios de calidad y bajo costo, a fin de que éstos lleguen de manera
oportuna a los sectores más vulnerables de la población dominicana.
El
total de las compras de fármacos, insumos sanitarios y reactivos de laboratorio
ascendió a mil 457 millones, 679 mil 698 pesos con 16 centavos. Constituyó una
novedad, interpretada como una muestra de la confianza del sector
farmacéutico en la transparencia en los
procesos de licitación de PROMESE/CAL, la participación pionera de una
microempresa, la firma Quirófanos.
Asimismo,
PROMESE/CAL amplió su catálogo de 376
especialidades médicas en el año 2011, a 436 en 2012, para un aumento del 16
por ciento.
Mediante una licitación regida por la transparencia y por claras reglas
de juego, el organismo adquirió medicamentos fundamentales, tales como antihipertensivos, antibióticos,
analgésicos, hipoglucemiantes, diuréticos, relajantes musculares, antiulcerosos
y de uso tópico.
Igualmente, obtuvo material gastable, reactivos de laboratorio y
fármacos contra enfermedades de gran complejidad y alto costo, entre otros, para
garantizar el derecho a la salud de las poblaciones vulnerables, mediante un
suministro efectivo de fármacos e insumos sanitarios a través del Sistema
Público de Salud y de las Farmacias del Pueblo.
La licitación estuvo
presidida por la doctora Elena Fernández Núñez, directora general de PROMESE/CAL; el Ministro de Salud Pública, doctor Lorenzo Hidalgo; el Ministro de la Presidencia, licenciado Gustavo
Montalvo;
el licenciado
Rafael Germosén, Contralor General del República, el presidente de la Comisión
Nacional de Ética e Integridad Gubernamental, Marino Vinicio Castillo (Vincho);
el licenciado Francisco Álvarez, coordinador general de Participación Ciudadana;
Yokasta Guzmán, directora ejecutiva de la Dirección de Compras y Contrataciones
Públicas y la licenciada Xenia García, directora legal del Ministerio de la Presidencia.
Durante el acto
de apertura, la doctora Elena Fernández Núñez, directora general del
PROMESE/CAL, dijo que el proceso inició el septiembre del año en curso, en esa fecha fueron recibidas por parte
de los oferentes las Propuestas Económicas, “Sobre B”, de conformidad con la Ley No. 340-06 y de acuerdo al cronograma establecido, este
17 de noviembre, se dio apertura y
lectura a las propuestas que resultaron “Conforme”.
La funcionaria destacó que a través de estas compras, PROMESE/CAL suplirá a la red de
435 Farmacias del Pueblo ubicadas en todas las provincias del país, 146 hospitales
y mil 712 Unidades de Atención Primaria,
así como a dos millones 304 mil
234 personas afiliadas actualmente al Régimen Subsidiado del Sistema
Dominicano de Seguridad Social, mediante el Seguro Nacional de Salud (SeNaSa).
“Este procedimiento de
transparencia es realizado por PROMESE/CAL desde hace siete años. Se traduce en
una economía de escala que disminuye el gasto público en salud y el gasto de bolsillo de la población, además de
que garantiza medicamentos de calidad a
bajo costo para el suministro oportuno y el cumplimiento de los principios de legalidad,
libre competencia e igualdad de condiciones para los oferentes”, añadió
Fernández Núñez.
En la actividad también participaron los integrantes del
Comité Ejecutivo de Licitaciones, entre ellos,
la licenciada Raisa Núñez, del Hospital Central de las Fuerzas Armadas;
el doctor Julián Pérez de la Comisión
Ejecutiva de Reforma del Sector Salud (CERSS), la licenciada Elsa Peña, del
Instituto Dominicano de Seguros Sociales (IDSS), el doctor Alberto Fiallo,
Asesor del Poder Ejecutivo en materia de
Salud. Además la encargada de Políticas y Normas de la Dirección de Compras y Contrataciones
Públicas, Melisa Cuevas, entre otras personalidades.
lunes, diciembre 17, 2012
Al conmemorar el
Día de las Personas Envejecientes el país exhibió más sombras que luces
Por Emilia Santos Frías
De acuerdo al Seguro Nacional de Salud (SeNaSa), envejeciente es toda persona mayor de 65 años de edad, o de menos, que debido al proceso de envejecimiento, experimente cambios progresivos, desde el punto de vista psicológico, biológico, social y material.
Como todo ser humano posee derechos inherentes, entre los que podemos
señalar: permanecer en su núcleo familiar, ser protegido en caso de enfermedad,
igualdad de oportunidades en su acceso a trabajo, asociarse para promover sus
derechos, participar en la vida pública, entre otros.
Asimismo, derecho a la vivienda digna, al diseño de infraestructuras viales y arquitectónicas acorde a sus posibilidades físicas, a la nutrición y a las atenciones de salud por parte de los médicos geriatras, a la educación en todos sus niveles y modalidades, incluyendo el acceso a la educación universitaria, al descanso, recreación, esparcimiento, al juego, la cultura y el deporte.
En estos derechos queremos hacer hincapié en este artículo, porque recientemente celebramos el Dia de las Personas Envejecientes, pero el país exhibió pocos logros en materia de protección a esa población.
Y es que pese a tener leyes como la Constitución de la República del 2010, que establece claramente en su Artículo 8 la protección y justicia social, así como, la 352-98 sobre Protección a la Persona Envejecientes y la 87-01 que creó el Sistema Dominicano de Seguridad Social, los adultos mayores en la generalidad, viven en situación en vulnerabilidad.
La Ley 352-98, afirma que los adultos mayores no deben ser perjudicados en sus derechos fundamentales, ni sufrir explotación, violencia, negligencia ni ser castigados. Es enfática al precisar quiénes deben velar por la garantía de sus derechos: la familia, la sociedad, el Estado y la comunidad; quienes además, deben garantizarle salud, alimentación, recreación, cultura, respeto a su dignidad y libertad, sin embargo no es lo que ocurre en la realidad.
Este mes de noviembre confirmé durante una visita a un ancianato dirigido por Hermanas del Sagrado Corazón de Jesús, en la provincia Monte Plata, algo que ya sabia y a mi entender es la forma más fría y cruel de acabar con la vida de un envejeciente: la misma familia los lleva a los asilos, al hacerlo mienten a quienes dirigen esos hogares, niegan ser familiares, los abandonan al cuido en el mejor de los casos de monjas consagradas a ese fin.
Asimismo, derecho a la vivienda digna, al diseño de infraestructuras viales y arquitectónicas acorde a sus posibilidades físicas, a la nutrición y a las atenciones de salud por parte de los médicos geriatras, a la educación en todos sus niveles y modalidades, incluyendo el acceso a la educación universitaria, al descanso, recreación, esparcimiento, al juego, la cultura y el deporte.
En estos derechos queremos hacer hincapié en este artículo, porque recientemente celebramos el Dia de las Personas Envejecientes, pero el país exhibió pocos logros en materia de protección a esa población.
Y es que pese a tener leyes como la Constitución de la República del 2010, que establece claramente en su Artículo 8 la protección y justicia social, así como, la 352-98 sobre Protección a la Persona Envejecientes y la 87-01 que creó el Sistema Dominicano de Seguridad Social, los adultos mayores en la generalidad, viven en situación en vulnerabilidad.
La Ley 352-98, afirma que los adultos mayores no deben ser perjudicados en sus derechos fundamentales, ni sufrir explotación, violencia, negligencia ni ser castigados. Es enfática al precisar quiénes deben velar por la garantía de sus derechos: la familia, la sociedad, el Estado y la comunidad; quienes además, deben garantizarle salud, alimentación, recreación, cultura, respeto a su dignidad y libertad, sin embargo no es lo que ocurre en la realidad.
Este mes de noviembre confirmé durante una visita a un ancianato dirigido por Hermanas del Sagrado Corazón de Jesús, en la provincia Monte Plata, algo que ya sabia y a mi entender es la forma más fría y cruel de acabar con la vida de un envejeciente: la misma familia los lleva a los asilos, al hacerlo mienten a quienes dirigen esos hogares, niegan ser familiares, los abandonan al cuido en el mejor de los casos de monjas consagradas a ese fin.
Esto lo hacen generalmente cuando las personas ya no pueden valerse por sí
mismas o cuando les estorban; no tienen dinero o los parientes se han apropiado
de sus bienes muebles e inmuebles, por tanto, molestan dentro de sus mismos
patrimonios e incluso los hijos reniegan de ellos. Son sólo algunas de las
razones que me dieron las personas visitadas. Otros corrieron con peor
suerte, fueron abandonados en hospitales o deambulaban por las calles al
ser echados de sus viviendas.
Y hay más, el Consejo Nacional de Personas Envejecientes acaba de denunciar que en lo que va de año 178 casos de denuncias ante esa institución, corresponden a violencia física y psicológica contra mujeres envejecientes, incluyendo una de 87 años de edad, abusada por su propia vástaga; pero eso no queda ahí, las víctimas oscilan entre 65 y 92 años de edad. ¿Cómo es eso posible?. Si mi abuela viviera diría “estos son tiempos finales”. ¡Caramba!, es tan grande el resentimiento y la malquerencia de algunos seres humanos, que ya ni a sus propias madres guardan respeto, ¡ofrezcome!.
Como siempre ocurre, quienes más están llamados a proteger son quienes más daño causan, y cito al CONAPE: los familiares, enfermeras, trabajadoras domesticas, personas de confianza, casi siempre lo hacen para despojarle de sus propiedades.
A todo esto se suma la desprotección en salud, pensión, jubilación, carencia de ejercicio de sus derechos a la libertad, cultura, recreación, tan importante en el otoño de su edad. Al dejarlos a su suerte y pocos mostrar compasión, es como si la sociedad los arrumbara, los aislara, les quitara el deseo de seguir y con él apagara su existencia.
La Fundación Oneyda Cayetano afirma que más de 500 mil adultos mayores viven en condiciones de pobreza, desprotección social y sanitaria en nuestro país, de esa cantidad 250 mil viven en condiciones de desamparo, sin servicio de salud y sin medicamento, excluidos totalmente del Sistema de Seguridad Social, de acuerdo al cardiólogo Fulgencio Severino. No importa si fueron profesionales, técnicos, campesinos…
Es otro reto que tenemos como Estado, como actor de esta sociedad, como organización, tú, yo, todas y todos: la protección y asistencia a las personas adultas mayores, pero, para asegurar su bienestar, urge compromiso, respeto, iniciativas, también, recursos, solidaridad, amor, compasión y entrega. Mañana adultos mayores seremos nosotros.
La autora es Educadora, Periodista y Abogada.
Y hay más, el Consejo Nacional de Personas Envejecientes acaba de denunciar que en lo que va de año 178 casos de denuncias ante esa institución, corresponden a violencia física y psicológica contra mujeres envejecientes, incluyendo una de 87 años de edad, abusada por su propia vástaga; pero eso no queda ahí, las víctimas oscilan entre 65 y 92 años de edad. ¿Cómo es eso posible?. Si mi abuela viviera diría “estos son tiempos finales”. ¡Caramba!, es tan grande el resentimiento y la malquerencia de algunos seres humanos, que ya ni a sus propias madres guardan respeto, ¡ofrezcome!.
Como siempre ocurre, quienes más están llamados a proteger son quienes más daño causan, y cito al CONAPE: los familiares, enfermeras, trabajadoras domesticas, personas de confianza, casi siempre lo hacen para despojarle de sus propiedades.
A todo esto se suma la desprotección en salud, pensión, jubilación, carencia de ejercicio de sus derechos a la libertad, cultura, recreación, tan importante en el otoño de su edad. Al dejarlos a su suerte y pocos mostrar compasión, es como si la sociedad los arrumbara, los aislara, les quitara el deseo de seguir y con él apagara su existencia.
La Fundación Oneyda Cayetano afirma que más de 500 mil adultos mayores viven en condiciones de pobreza, desprotección social y sanitaria en nuestro país, de esa cantidad 250 mil viven en condiciones de desamparo, sin servicio de salud y sin medicamento, excluidos totalmente del Sistema de Seguridad Social, de acuerdo al cardiólogo Fulgencio Severino. No importa si fueron profesionales, técnicos, campesinos…
Es otro reto que tenemos como Estado, como actor de esta sociedad, como organización, tú, yo, todas y todos: la protección y asistencia a las personas adultas mayores, pero, para asegurar su bienestar, urge compromiso, respeto, iniciativas, también, recursos, solidaridad, amor, compasión y entrega. Mañana adultos mayores seremos nosotros.
La autora es Educadora, Periodista y Abogada.
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