miércoles, abril 08, 2015

A propósito de impunidad y jueves negro contra la corrupción

Emilia Santos Frías

Nada humano me es ajeno, pero como mortales al fin, vivimos entre emociones que nos dan dulzura; colores a la vida y otras que marchitan nuestro caminar en este viaje maravilloso.
Grandes enfermedades afectan nuestras poblaciones, a nuestra sociedad. La República Dominicana, país privilegiado por la naturaleza, su etnia y cultura, atraviesa por varias de ellas. Me refiero a la corrupción y a la impunidad por sólo citar dos. Su tratamiento curativo se denomina: justicia, pero ¿cómo se sana si esta es ciega, sorda y muda?

Para entender este fenómeno viejo por demás, consulte al doctor César Mella Mejías, reconocido psiquiatra; en su obra “Corrupción. Marco conceptual y Tipificación”, el experto afirma, que corrupción significa echar a perder; es un vicio, una descomposición. Como fenómeno político, social y económico mundial, la opinión pública lo percibe como enriquecimiento ilícito utilizando recursos y resortes del poder.

Seguí hurgando y encontré en la obra “La Paz en la República Dominicana”, de José Ramón López, que el autor expresa: Ningún pueblo regala a sus administradores el impuesto. Se lo confía para que lo invierta en los servicios determinados por el mismo pueblo y es una inmoralidad criminal, disponer de las rentas nacionales, pues ese no es su destino”.

Allende de los mares, la Asociación de Psiquiatras Latinoamericanos (APAL), considera la corrupción como una enfermedad del ordenamiento social que corroe a los regímenes democráticos, degenerando en escándalos, descréditos y litis.

Mientras que, la impunidad comúnmente es de tipo político, asociada a ricos y famosos; se refleja en la falta de justicia ante un delito; cuando no se castiga con la pena que corresponde al delito incurrido. Evasión de justicia, pareciera que su balanza se torna a favor de la fortuna.

Pero la corrupción y la impunidad no son enfermedades sociales del siglo XXI, son tan viejas como la figura del gobierno. Y siguen en aumento.
Participación Ciudadana, al presentar el informe acerca del Índice de Percepción de la Corrupción 2014, presentó nuestro país como uno de los países del continente americano con más corrupción ene le sector público, junto a Guatemala. El estudio afirma que tanto a la impunidad como la corrupción se afianzaron en el citado año. Múltiples  han sido las protestas que la población a nivel nacional e internacional, ha manifestado en las calles, como repudio a este flagelo.

Y este jueves 9 de abril, es la nueva cita, para un Día Negro Contra la Impunidad y la Corrupción; a las 4:00 de la tarde, la sociedad civil exigirá frente a la Suprema Corte de Justicia, en Santo Domingo y en las principales provincias, así como en locaciones a nivel internacional, encabezadas por Nueva York, Miami, Madrid y otras latitudes, un cese a la debilidad judicial; sanciones justas para los funcionarios que se apropian de los recursos del Estado, incurriendo en acciones ilícitas, que en consecuencia fomentan mayores niveles de desigualdad social.

Esa desigualdad social que se visualiza en carencias en el sistema de salud; educación; seguridad social; pobreza extrema; bajos salarios para los profesores, médicos y militares.


Dominicana, dominicano hoy es la cita; es tu derecho. Viste una prenda negra y expresa tu rechazo. Súmate al llamado en contra de la Corrupción y la Impunidad. Exige una justicia independiente, al servicio del Estado Social y Democrático de Derecho; garante de nuestro bienestar inherente,  tal como dicen los Artículos 7 y 8, de la Constitución de 2010. Haz valer tu voz!
Perdonar es saludable  hazlo y comparte la experiencia

Por Emilia Santos Frías

¿Qué medicamento podremos administrar a un corazón herido, enojado y lastimado?, ¿Cuál es la medicina para quien odia, busca venganza, envidia, maltrata?; ¿será el perdón?.  Estas son algunas  de las interrogantes que surgen cuando leemos “El Proyecto Perdón”, del escritor Michael  Barry.


El autor nos muestra las características de la enfermedad moral, esa que consiste en decir una cosa y hacer otra; que se evidencia en la falta de servir a los demás con amor, compasión, humidad y perdón.  Esa que también es aliada del odio y enojo reprimido;  emociones que enferman física,  socialmente y que sólo sana el perdón.

Agradezco al doctor Francisco Monegro, por donarme hace varios meses, esta importante obra, que me permitió identificar las enseñanzas de su autor, el doctor en Teología Michael Barry, director del Centro para el Tratamiento del Cáncer de Estados Unidos en Filadelfia, quien nos afirma que el rencor, el odio y la venganza, destruye la vida, mientras que el perdón nos hace mejor persona, capaces de vivir con felicidad, alejados del dolor.

Pero para aplicar este tratamiento y lograr que el medicamento perdón haga sus efectos, es necesario a mi entender que podamos conocernos mejor; identificar nuestras fortalezas y nuestras debilidades. 

Todas y todos en algún momento hemos sido lastimados y albergamos emociones mal sanas hacia quien nos hirió, pero eso sólo hizo más grande el dolor, porque no perdonamos al que nos causó el malestar. Debido que como dice Barry, la falta de perdón es un cáncer espiritual para el alma.

Sin lugar a equivoco, puedo afirmar que el perdón previene hasta la depresión y el suicidio, porque aporta sanidad y paz; estas a juicio del citado autor, “son dádivas de Dios”.


El Proyecto Perdón, nos expresa que el ser humano se está devorando entre sí. La ira y el odio siguen destruyendo familias y comunidades, debido a que el dolor, enojo y sufrimiento no conoce límites y son comunes a personas de toda edad, raza y fe.

Sin embargo, mientras la falta de perdón trae desdicha e infelicidad, el perdón aporta grandes beneficios entre los que podemos citar la paz. Una paz que se demuestra en la humildad; escuchar mejor; entender las ideas de los demás, aun cuando estemos en desacuerdo, pues, no siempre las personas contrarias, están equivocadas.

Siempre recordaré aquel discurso agónico del doctor José Francisco Peña Gómez, líder político de gran trascendencia mundial “Yo amo a mi pueblo, a mi país, a lo largo de toda mi vida he pagado un alto precio por eso; he recibido ataques feroces, a veces frontales, a veces con veneno como ahora, pero yo los perdono, mis adversarios pueden contar conmigo…con mi perdón”. Una alocución de una persona inmensa.

Un gran ser humano, es capaz de perdonar. El perdón nos ayuda, a conseguir sanidad y libertad, quiero que ser muy enfática en esto. Para Barry, entre el perdón y el sistema inmunológico hay una relación estrecha y a ella atribuye su poder curativo.

Exhorta perdonar a las personas que nos lastimaron, incluso a las tóxicas, pero alejarnos de estas, ya que no es necesaria una relación con ella, debido a su veneno y sustancia nociva.

Es imperioso vivir con sanidad emocional y espiritual. ¡Busquemos en nuestro interior la capacidad de perdonar y vivamos en libertad!

Es preciso apartar el dolor de nuestro corazón. Necesitamos una “remisión espontánea”,  como dicen los médicos cuando desaparece de un cuerpo un tumor maligno, sin razón aparente para ellos, por lo que lo llaman “un milagro”.

Asimismo, necesitamos que desaparezca el enojo y la falta de perdón hacia quienes nos lastimaron, sea esta persona familiar o no; pareja; compañero de labores; empleadores o dependientes laborales; amistades, en fin, cualquier persona.

Para que el perdón sea posible, debemos apartar  a juicio de Santo Tomás de Aquino, los pecados capitales: el orgullo o soberbia, avaricia, lujuria, pereza, glotonería, envidia e ira, ellos nos hacen creernos superiores. Nos llevan a querer de manera malsana lo que no nos pertenece.

 ¡Vive la experiencia del perdón. La ira y el odio afectan la salud de quien los vive. Transforma tu corazón. Oremos y escuchemos nuestro Dios, él nos ayudará a que mediante el perdón liberemos la carga que enferma el cuerpo de quien la posee!

El camino conlleva un proceso arduo y hasta difícil, pero sanador; liberador, si lo hace con conciencia, porque ¡el perdón da libertad!. Créeme ya lo he vivido y estoy presta de ser posible a repetirlo.

Decídete hoy, no te resistas a la necesidad de perdonar; es un paso importante que tu salud física y mental merece. ¡Necesitas vivir en paz y bienestar!