domingo, abril 27, 2014

Hace falta pacificadores sociales ¿te animas?

Por Emilia Santos Frías

Cuando analizo el nivel de violencia que exhiben algunas personas, hasta en el trato familiar; servicio al cliente; relaciones interpersonales y laborales, a mi mente llega la figura del afable amigo Ramón Paulino; persona con don de gente, como diríamos en buen dominicano, un pacifista natural.

Esta dificultad, posiblemente se debe a la industrialización; vida rápida; pluriempleo; consumismo; carencias en necesidades básicas y educativas. Con ellas, hemos olvidado exhibir normas de urbanidad hacia nuestros semejantes.     En cambio, evidenciamos  atropellos adrede o por torpeza.
  
La amabilidad parece estar de vacaciones y el respeto, dormido en un sueño profundo.
¡Necesitamos más personas de trato afable!. Ante niveles de  ausencia, me uno  al grito de batalla de Miguelina Zabala: ¡Necesitamos pacifistas sociales!, pues, siendo justamente eso: una persona pacifista, aportamos salud mental, emocional y paz, a nuestra sociedad.

Sin dudas, ¡La República Dominicana, necesita más pacifistas urbanos!;  personas alfabetizadas racionalmente; poseedoras de una higiene emocional; enfocada; positiva; garantes de paz; capaces de dar y entregar lo mejor de sí, como forma de contribuir al cambio en su entorno y  sus semejantes.

Seres capaces de accionar su inteligencia emocional, agradecer, por lo que poseen; asumir responsabilidades, en vez de evadirlas; y comprometerse con causas comunes.

Tal como afirmó Miguelina Zabala, durante el curso: “Coaching Herramientas para el Cambio”, es necesario que trabajemos en el fortalecimiento de nuestras responsabilidades, conciencia y acción.

“Necesitamos personas con musculatura interior; trabajada mediante aeróbicos mentales. Que contagian a las demás con emociones positivas”.

Así como lo hicieron recientemente grupos de jóvenes que abrazaban personas en las calles de Santo Domingo y Santiago. Con su acción, simple, natural y desprendida, nos invitan emprender el viaje hacia donde queremos llegar en cuanto al cambio de hábitos que estamos exhibiendo.
Lograr ese contagio de emociones positivas, con la finalidad de alcanzar relaciones sanas, es lo ideal.

Olvidémonos de los resentidos del triunfo ajeno, como les llamó Yaqui Núñez Del Risco. Necesitamos vivir en ambientes saludables, permeados de mejores estilos de vida y urbanidad, pues “quien acepta la derrota es lo único que tendrá”.
Es necesario sentir, entender, responder, compartir. Valorar, cambiar actitud; ocuparnos y comprometernos.

Walt Disney dijo: “si lo puedes creer, lo puedes lograr” y Nelson Mandela fue enfático al afirmar que:”Cuando dejamos que nuestra luz brille, también permitimos a los demás hacer lo mismo”.

¡Te animas a ser un (a) pacifista de nuestra sociedad!.
Sabemos que asumiste el desafío. Bienvenida (o), a trabajar nuestros valores y creencias, para identificar barreras; conscientes de que no hemos llegado, pero, viajamos en ese proceso de revisión de la vida, teniendo como meta el éxito.
La autora es Educadora, Periodista, Abogada y Locutora.