miércoles, enero 11, 2012



La felicidad es un estado de ánimo que se produce en la persona cuando cree haber alcanzado una meta deseada.

Tal estado propicia paz interior, un enfoque del medio positivo, al mismo tiempo que estimula a conquistar nuevas metas. Es definida como una condición interna de satisfacción y alegría.

Se entiende en este contexto como un estado de ánimo positivo, la capacidad de abordar una tarea llevándola al término propuesto.

El resultado final complace a la persona que acomete dicha tarea. Como resultado de una actividad neural constante en un entorno con variables ya experimentadas y conocidas, los distintos aspectos de la actividad mental fluyen de forma armónica, siendo los factores internos y externos interactuantes con el sistema límbico.

En este proceso se pueden experimentar emociones derivadas, que no tienen por qué ser placenteras, siendo consecuencia de un aprendizaje ante un medio variable.

Es un estado subjetivo.

En Grecia, los filósofos encontraron respuestas muy diferentes, lo cual demuestra que, como decía Aristóteles, todos estamos de acuerdo en que queremos ser felices, pero en cuanto intentamos aclarar cómo podemos serlo empiezan las discrepancias.

En la filosofía griega clásica hay tres posturas:

* Ser feliz es autorrealizarse, alcanzar las metas propias de un ser humano (eudemonismo), postura defendida por Aristóteles. En cierto sentido, también Platón puede ser encuadrado en esta postura, si bien el horizonte de la felicidad, según Platón, se abre a la vida después de la muerte.

* Ser feliz es ser autosuficiente, valerse por sí mismo sin depender de nada ni de nadie (cinismo y estoicismo).

* Ser feliz es experimentar placer intelectual y físico y conseguir evitar el sufrimiento mental y físico (hedonismo). Es la postura que defiende Epicuro.

Aristóteles sostiene que todos los hombres están de acuerdo en llamar felicidad a la unidad presupuesta de los fines humanos, el bien supremo, el fin último, pero que es difícil definirla y describirla. De ahí se aprecia la divergencia de opiniones respecto a cómo entender la felicidad; placer para algunos; honores para otros; contemplación (conocimiento intelectual) para otros, de acuerdo a otros puntos de vista. Aristóteles rechaza que la riqueza pueda ser la felicidad, pues es un medio o para conseguir placeres o para conseguir honores, pero reconoce que existen personas que convierten a las riquezas en su centro de atención.

No obstante, para Aristóteles, estos no son más que bienes externos que no son perseguidos por sí mismos, sino por ser medios para alcanzar la felicidad, puesto que es ésta la única que se basta a sí misma para ser autárquica y perfecta. Los demás bienes externos se buscan porque pueden acercarnos más a la felicidad, aunque su posesión no implica que seamos íntegramente felices.

Para Aristóteles la felicidad humana se basa en la autorrealización dentro de un colectivo humano, adquirida mediante el ejercicio de la virtud.

Existen también otras muchas escuelas filosóficas que han trabajado el tema de felicidad individual en otros términos, a saber, el epicureismo entiende la felicidad como autosuficiencia en el placer moderado; los estoicos piensan la felicidad como fortaleza en la aceptación de una existencia determinada; racionalistas como Leibniz defienden la felicidad como adecuación de la voluntad humana a la realidad, utilitaristas como John Stuart Mill defienden un concepto de felicidad como satisfacción de los placeres superiores.

Para algunos autores "New Thought", la felicidad es una actitud mental que los seres humanos podemos asumir conscientemente, es decir es una decisión.

La idea de que la felicidad sea una decisión, la argumentan del hecho que los seres humanos buscan muchas formas de encontrar esa felicidad en muchos aspectos, y aun así, parece esquiva para la mayoría de las personas.

Al descubrir que existen seres felices e infelices en todas las diversas condiciones socio-económicas, geográficas, de edad, religión, sexo, estados mentales (hay personas con problemas mentales que a pesar de ello son realmente felices), estos concluyen que cuando el individuo decide aceptar su condición y su pasado, y asumir la vida tal como es en ese momento y construir su vida a partir de aquellos preceptos, el hombre es realmente feliz.

Tantas religiones tradicionales como pensamientos neoeristas declaran que cada persona tiene una función específica en el universo y que en el momento que la persona lo descubra y viva de acuerdo a ésta, será realmente feliz.

En oriente la felicidad se concibe como una cualidad producto de un estado de armonía interna que se manifiesta como un sentimiento de bienestar que perdura en el tiempo y no como un estado de ánimo de origen pasajero como generalmente se la define en occidente.

Muchas veces confundida con la alegría de carácter emocional y efímero la felicidad perdura en el tiempo y se identifica como una cualidad, tal y como ser alto, fuerte o inteligente una persona es feliz.

Mientras que la alegría se concibe como un estado de satisfacción la felicidad se considera un estado de armonía interna.

Para las religiones teístas, la felicidad sólo se logra en la unión con Dios, no es posible ser feliz sin esta comunión. Siendo la felicidad considerada como la obtención definitiva de la plenitud y el estado de satisfacción de todo tipo de necesidades es alcanzable sólo en ese grado después de la muerte.

Sin embargo, hay diferentes puntos de vista según la religión:
Para el cristianismo se expresa en la vivencia de las bienaventuranzas y las enseñanzas de la biblia (especialmente los evangelios) y en el seguimiento y comunión con Cristo resucitado a través del Espíritu Santo. Muy semejante a esto es el camino musulmán.

El hinduismo a pesar de tener una revelación divina distinta de la cristiana y musulmana, plantea la felicidad como un estado permanente del alma humana eterna que debe ser descubierto (iluminación) y que lleva a la vivencia natural de la felicidad. No se alcanza por obras sino que las obras son consecuencia y deber de ese estado "descubierto" que lleva al hombre a descubrir la unidad esencial de su alma con el espíritu universal (Dios) y con todas las almas.

La felicidad en religiones como la cristiana, musulmana o hindú es comunión lograda o descubierta, tarea del ser humano y gracia del Dios Creador.

El budismo considera que la felicidad duradera se alcanza al erradicar el anhelo ansioso, lo que a su vez se consigue sólo al "despertar" de la ilusión del "yo", es decir, el mantenerse consciente y atento a la auténtica naturaleza de la vida y la existencia.

El subconsciente alimenta este estado de ánimo.

La felicidad es una inversión de recursos, los cuales consumiremos para mantenernos, teniendo que repetir el ciclo tantas veces como sea necesario.

La capacidad de dar soluciones a los diferentes aspectos del vivir cotidiano, hace del individuo más o menos feliz. Esto se pone de relieve cuando entendemos lo que es la frustración, causa principal de la pérdida de la felicidad.


Cabe decir que, tal sensación de autorrealización y plenitud, confiere a las personas felices una mayor serenidad y estabilidad en sus pensamientos, emociones y actos; fruto del equilibrio y la compensación de las cargas emocionales y las racionales. Algunas emociones asociados a la felicidad son la alegría y la euforia.

A pesar que nuestro consciente no puede imbuirnos ese estado de felicidad, sí que puede trabajar para fomentar los factores que contribuirán a que las interacciones internas tiendan a estimular al sistema límbico, para que este pueda llegar a informar a nuestro consciente de ese estado anhelado de felicidad.

La Amígdala cerebral y el hipotálamo son regiones que cooperan para la transición de las emociones.

martes, enero 10, 2012

Médico advierte el país necesita iniciar la atención primaria

En torno al tema de SS existe una gran polémica

Escrito por: ALTAGRACIA ORTIZ G. (a.ortiz@hoy.com.do)

La República Dominicana está obligada a implementar la estrategia de atención primaria como única forma de modificar los indicadores de mortalidad y enfermedad que exhibe el sistema de salud.

La afirmación la hizo ayer el doctor Julio Amado Castaños Guzmán, presidente del Patronato del Hospital General de la Plaza de la Salud.

El gerente médico aseguró que el inicio de esta estrategia es la única forma que tiene el país de hacer modificaciones en sus indicadores de salud, pero para eso es necesario llevarla a la práctica.

A su juicio, en este momento lo que se observa en el país es una coalición de intereses diversos, que si no se ponen de acuerdo el país tendrá dos regímenes ineficientes e insostenibles.

Indicó que es menester diferenciar lo que es el nivel de atención primaria y el primer nivel de atención, tras señalar que la estrategia de atención primaria, si no se ejecuta en un nivel se convierte en un fenómeno teórico y retórico.

La atención primaria para que pase de estrategia a una acción, necesita de la integración de acciones concretas que se traducen en acciones específicas, apoyadas en políticas definidas. Como ejemplo puso la infraestructura, los recursos humanos, el catálogo de servicios definidos en protocolos de atención, las herramientas informáticas para registro, el seguimiento y el sistema de referencia y contra referencia.

Nuestro sistema de seguridad social necesita cuanto antes iniciar los trabajos para definir bien claramente cuáles serán las acciones para que la atención primaria se pueda desarrollar, dijo el especialista.

Asimismo, indicó que es necesario tener un nivel de atención que sea sustentable financieramente y que sea efectivo y resolutivo para poder descongestionar los centros de atención médica complejos.

“Debemos abocarnos cuanto antes a definir el plan de acción e iniciar los trabajos para que esto pueda ser posible antes de que se produzca un colapso del sistema de financiamiento de la salud en ambos regímenes”, expresó.