martes, marzo 11, 2008

"Esfuerzate y se Valiente", obra de superación


Esfuérzate y se Valiente, una obra muy emotiva.


En republica dominicana hay muchos dones durmiendo, si los despiertan sus portadores podrán crecer como personas y con ellos la nación. Los míos despertaron a temprana edad, ayúdame a continuar despertando los talentos, por medio de mi historia, la cual demuestra al mundo que si se puede triunfar en la vida. Estas son las palabras de Joel Caraballo, autor del libro “Esfuérzate y se Valiente”.

La obra de superación personal, narra las vivencias del jóven autor de 24 años. Es un culto a la auto superación personal; Joel Caraballo nos explica como la discapacidad física, nunca será real; si la capacidad mental es mayor.

“En Esfuérzate y se Valiente”, Caraballo describe como ocurrió su nacimiento; sus primeros pasos, y otros temas los titulados “trillando camino”; “El éxito de mi primera meta”; “El poder de la fe (Cuando el hombre termina, comienza Dios)”; “La niñez de Joel (Atención padres)”; “Experiencias espirituales de un niño”; “Mi primera meta (La fe sin obra es muerta)”, “Mi segunda meta (Por las paredes hasta el frente del colegio)”, “Lo que pueden hacer tus dones (Pintando en la escuela)”, “La Caleta (Mis sueños parecen caerse)”; “La propuesta de la derrota y la respuesta de la fe”, “Mi deseo de estudiar vs. Mis enfermedades físico motoras”, “Joel, aprende a subir la bandera”; “Joel, se aparta del Dios que le mostraron sus padres”; “Joel, siente deseos de ayudar a su familia económicamente (15 años de edad)”; “Joel se encuentra con la tecnología (Kelvin Mena)”; “Joel, se gradúa en DOS como numero uno”.

Argumento de la obra: “En la madrugada del 3 de agosto de 1979 nace un niño a quien
dieron por muerto al nacer, y fue tirado junto a otros niños ya fallecidos. Quince minutos más tarde una doctora llamada Grisel, notó que en el grupo había uno de los niños que se movía, cuando se acercó, efectivamente, había uno que estaba vivo. El niño fue recogido y un grupo de médicos se encargó de él.

Su padre, quien no sabía nada de lo que estaba pasando, se presentó al hospital, acompañado de su cuñada, Carmen Pichardo.

Ésta, al ver a la doctora que estaba atendiendo al niño, la reconoció y exclamó sorprendida: ¡Pero si es mi prima! y la llamó por su nombre, ¡Grisel! La doctora respondió, volviéndose hacia ellos y les contó lo sucedido.

Mientras tanto, en una humilde casa del barrio Simón Bolívar, se recuperaba de un parto con dificultades la madre de Joel pues el niño había nacido de pie. La madre del niño, Grecia Montero de Caraballo, estaba inocente de lo que pasaba pues a ella no se le contaba la realidad, porque estaba muy mal, sólo le decían que estaba recuperándose y ella confiaba en que así sería.

El niño, a quien le pusieron por nombre Joel, con apenas quince días de nacido le dieron tres paros cardiacos, por lo que las enfermeras que estaban a su cuidado le habían puesto por sobrenombre El Caballito, porque se movía mucho en su lucha por vivir. Con 18 días fue entregado a sus padres, quienes descubrieron que el niño no podía tomar el seno de su madre y mucho menos el biberón.

Tenía el timo muy desarrollado y no podía pasar por su garganta el alimento de ahí que debía ser alimentado por un gotero. Aun así el niño se ahogaba y no podía respirar, pues su respiración era forzosa. Cuando se ahogaba, su padre le daba los primeros auxilios y luego su madre salía nerviosa y desesperada hacia un hospital.

Allí le prestaban muy poca atención, porque pensaban que el niño no iba a salvarse.

Mis primeros recuerdos.

Yo, Joel Caraballo, con aproximadamente siete años, tenía ciertas destrezas que eran admiradas por mis vecinos y amiguitos del barrio.

Por aquel entonces, vivía mi hermano con nosotros, David Gamalier Caraballo, cuatro años mayor que yo. Vivíamos en una casita muy pequeña, en el patio de la casa de mi abuela paterna Regina Pérez, que en paz descanse. Este hermano cuidaba de mí y de mis hermanos
menores: Anneuris Eliezer y Karen Angreily. En ocasiones, mis primos y amigos iban a buscar a mi hermano para jugar, y recuerdo que en sus ojos se notaba el deseo de ir con ellos, pero el corazón de mi hermano no le permitía dejarme solo, y se privaba de ir a jugar para quedarse conmigo.

No entiendo como un niño de siete años como yo podía entender algo tan fuerte y profundo como lo que pasaba con mi hermano y mis amiguitos, pero así sucedía.

Mis padres fueron y han sido siempre cristianos y mi canción favorita era “Si tienes miedo ven a Cristo Jesús,”. Notaba los comentarios de los hermanos de la iglesia, principalmente, por ejemplo, los de nuestra hermana y amiga

Rosario, quien sufría mucho nuestros problemas y me admiraba señalando que mi comportamiento no era el de un niño anormal, y sí el de un niño muy inteligente.

Otras personas que notaban el sufrimiento de mi madre, le decían: “No te preocupes, tu verás que- tu hijo saldrá adelante porque los niños con problemas tienen un don, y a él se le nota su inteligencia. Él te ayudará mucho en la vida”. Mi madre les agradecía su intento por consolarla mientras yo escuchaba todo tipo de comentarios, algunos buenos y en ocasiones unos tan fuertes como golpes de espada.




Mi primer paso. Trillando caminos.

Después de tres años en mi lucha por caminar, un día, en medio de una fiestecita de cumpleaños, organizada por mis primas para sus muñecas, me aparté pensando que no me miraban, puse mi rostro en el piso y como muchas veces oré diciendo: “Papá Dios, en el nombre de Jesús me voy a parar, ayúdame a caminar.

El éxito de mi primera meta.

El hecho de ver a mis primos y amiguitos caminando y el que mi hermano quería ir a jugar pero se limitaba por no dejarme solo, despertaron en mí una meta, un sueño y una visión de futuro: el aprender a caminar. Desde ese entonces, trataba de hacerlo en cada momento que estaba solo, era en lo único que pensaba, sin que el dolor ocasionado por las piedras y el piso al caer me hiciera desistir o amedrentarme.

A las personas mayores les agradaba hablar conmigo mientras yo me sentaba en las aceras de las calles. En una ocasión, un señor se interesó de una manera tan fuerte en ver a mis padres que fue a mi casa en horas de la noche para poder encontrarlos, y los conoció. Les contó la forma en la que lo vencí en un debate bíblico con sólo siete años. El secreto estaba en que mis padres me leían constantemente la Biblia y me ayudaban a comprender las historias narradas allí.

El tiempo pasaba y mi lucha por caminar se hacía más fuerte. Mi hermano David decía, mientras yo seguía en mi lucha por caminar:

“Si Joel camina daré un brinco hasta el techo”. Seguía sin obtener resultado, pero a mí no me importaba pues despertaba, comía, jugaba y todo lo hacía pensando en una nueva estrategia para poder caminar. Un día ocurrió el milagro.

Joel Caraballo Montero, es Coordinador de servicios informáticos en la Biblioteca del Instituto Tecnológico de las América (ITLA); también se desempeñó como Maestro en Fundamento de la Tecnología de las Computadoras y Soporte Técnico de esta institución.

Como profesional independiente desarrollador Web, diseñador Web, diseñador grafico, Hardware Redes y configuración de datos.

Realizó estudios de Diseño grafico en Macromedia Free Hands MX; Diseño de Web en Macromedia Dreamweaver MX; animación digital en Macromedia Flash MX; video digital; fundamento de computadoras; fundamento de computadoras, maestro; Hardware Redes y Configuración de datos; introducción a las redes; el arte del comentario, entre otros.
Ha participado en seminarios sobre “Estrategias para la excelencia en el trabajo”; “El poder de una visión de futuro”, entre otros.


En republica dominicana hay muchos dones durmiendo, si los despiertan sus portadores podrán crecer como personas y con ellos la nación. Los míos despertaron a temprana edad, ayúdame a continuar despertando los talentos, por medio de mi historia, la cual demuestra al mundo que si se puede triunfar en la vida. Estas son las palabras de Joel Caraballo, autor del libro “Esfuérzate y se Valiente”.

La obra de superación personal, narra las vivencias del jóven autor de 24 años. Es un culto a la auto superación personal; Joel Caraballo nos explica como la discapacidad física, nunca será real; si la capacidad mental es mayor.

“En Esfuérzate y se Valiente”, Caraballo describe como ocurrió su nacimiento; sus primeros pasos, y otros temas los titulados “trillando camino”; “El éxito de mi primera meta”; “El poder de la fe (Cuando el hombre termina, comienza Dios)”; “La niñez de Joel (Atención padres)”; “Experiencias espirituales de un niño”; “Mi primera meta (La fe sin obra es muerta)”, “Mi segunda meta (Por las paredes hasta el frente del colegio)”, “Lo que pueden hacer tus dones (Pintando en la escuela)”, “La Caleta (Mis sueños parecen caerse)”; “La propuesta de la derrota y la respuesta de la fe”, “Mi deseo de estudiar vs. Mis enfermedades físico motoras”, “Joel, aprende a subir la bandera”; “Joel, se aparta del Dios que le mostraron sus padres”; “Joel, siente deseos de ayudar a su familia económicamente (15 años de edad)”; “Joel se encuentra con la tecnología (Kelvin Mena)”; “Joel, se gradúa en DOS como numero uno”.

Argumento de la obra: “En la madrugada del 3 de agosto de 1979 nace un niño a quien
dieron por muerto al nacer, y fue tirado junto a otros niños ya fallecidos. Quince minutos más tarde una doctora llamada Grisel, notó que en el grupo había uno de los niños que se movía, cuando se acercó, efectivamente, había uno que estaba vivo. El niño fue recogido y un grupo de médicos se encargó de él.

Su padre, quien no sabía nada de lo que estaba pasando, se presentó al hospital, acompañado de su cuñada, Carmen Pichardo.

Ésta, al ver a la doctora que estaba atendiendo al niño, la reconoció y exclamó sorprendida: ¡Pero si es mi prima! y la llamó por su nombre, ¡Grisel! La doctora respondió, volviéndose hacia ellos y les contó lo sucedido.

Mientras tanto, en una humilde casa del barrio Simón Bolívar, se recuperaba de un parto con dificultades la madre de Joel pues el niño había nacido de pie. La madre del niño, Grecia Montero de Caraballo, estaba inocente de lo que pasaba pues a ella no se le contaba la realidad, porque estaba muy mal, sólo le decían que estaba recuperándose y ella confiaba en que así sería.

El niño, a quien le pusieron por nombre Joel, con apenas quince días de nacido le dieron tres paros cardiacos, por lo que las enfermeras que estaban a su cuidado le habían puesto por sobrenombre El Caballito, porque se movía mucho en su lucha por vivir. Con 18 días fue entregado a sus padres, quienes descubrieron que el niño no podía tomar el seno de su madre y mucho menos el biberón.

Tenía el timo muy desarrollado y no podía pasar por su garganta el alimento de ahí que debía ser alimentado por un gotero. Aun así el niño se ahogaba y no podía respirar, pues su respiración era forzosa. Cuando se ahogaba, su padre le daba los primeros auxilios y luego su madre salía nerviosa y desesperada hacia un hospital.

Allí le prestaban muy poca atención, porque pensaban que el niño no iba a salvarse.

Mis primeros recuerdos.

Yo, Joel Caraballo, con aproximadamente siete años, tenía ciertas destrezas que eran admiradas por mis vecinos y amiguitos del barrio.

Por aquel entonces, vivía mi hermano con nosotros, David Gamalier Caraballo, cuatro años mayor que yo. Vivíamos en una casita muy pequeña, en el patio de la casa de mi abuela paterna Regina Pérez, que en paz descanse. Este hermano cuidaba de mí y de mis hermanos
menores: Anneuris Eliezer y Karen Angreily. En ocasiones, mis primos y amigos iban a buscar a mi hermano para jugar, y recuerdo que en sus ojos se notaba el deseo de ir con ellos, pero el corazón de mi hermano no le permitía dejarme solo, y se privaba de ir a jugar para quedarse conmigo.

No entiendo como un niño de siete años como yo podía entender algo tan fuerte y profundo como lo que pasaba con mi hermano y mis amiguitos, pero así sucedía.

Mis padres fueron y han sido siempre cristianos y mi canción favorita era “Si tienes miedo ven a Cristo Jesús,”. Notaba los comentarios de los hermanos de la iglesia, principalmente, por ejemplo, los de nuestra hermana y amiga

Rosario, quien sufría mucho nuestros problemas y me admiraba señalando que mi comportamiento no era el de un niño anormal, y sí el de un niño muy inteligente.

Otras personas que notaban el sufrimiento de mi madre, le decían: “No te preocupes, tu verás que- tu hijo saldrá adelante porque los niños con problemas tienen un don, y a él se le nota su inteligencia. Él te ayudará mucho en la vida”. Mi madre les agradecía su intento por consolarla mientras yo escuchaba todo tipo de comentarios, algunos buenos y en ocasiones unos tan fuertes como golpes de espada.




Mi primer paso. Trillando caminos.

Después de tres años en mi lucha por caminar, un día, en medio de una fiestecita de cumpleaños, organizada por mis primas para sus muñecas, me aparté pensando que no me miraban, puse mi rostro en el piso y como muchas veces oré diciendo: “Papá Dios, en el nombre de Jesús me voy a parar, ayúdame a caminar.

El éxito de mi primera meta.

El hecho de ver a mis primos y amiguitos caminando y el que mi hermano quería ir a jugar pero se limitaba por no dejarme solo, despertaron en mí una meta, un sueño y una visión de futuro: el aprender a caminar. Desde ese entonces, trataba de hacerlo en cada momento que estaba solo, era en lo único que pensaba, sin que el dolor ocasionado por las piedras y el piso al caer me hiciera desistir o amedrentarme.

A las personas mayores les agradaba hablar conmigo mientras yo me sentaba en las aceras de las calles. En una ocasión, un señor se interesó de una manera tan fuerte en ver a mis padres que fue a mi casa en horas de la noche para poder encontrarlos, y los conoció. Les contó la forma en la que lo vencí en un debate bíblico con sólo siete años. El secreto estaba en que mis padres me leían constantemente la Biblia y me ayudaban a comprender las historias narradas allí.

El tiempo pasaba y mi lucha por caminar se hacía más fuerte. Mi hermano David decía, mientras yo seguía en mi lucha por caminar:

“Si Joel camina daré un brinco hasta el techo”. Seguía sin obtener resultado, pero a mí no me importaba pues despertaba, comía, jugaba y todo lo hacía pensando en una nueva estrategia para poder caminar. Un día ocurrió el milagro.

Joel Caraballo Montero, es Coordinador de servicios informáticos en la Biblioteca del Instituto Tecnológico de las América (ITLA); también se desempeñó como Maestro en Fundamento de la Tecnología de las Computadoras y Soporte Técnico de esta institución.

Como profesional independiente desarrollador Web, diseñador Web, diseñador grafico, Hardware Redes y configuración de datos.

Realizó estudios de Diseño grafico en Macromedia Free Hands MX; Diseño de Web en Macromedia Dreamweaver MX; animación digital en Macromedia Flash MX; video digital; fundamento de computadoras; fundamento de computadoras, maestro; Hardware Redes y Configuración de datos; introducción a las redes; el arte del comentario, entre otros.
Ha participado en seminarios sobre “Estrategias para la excelencia en el trabajo”; “El poder de una visión de futuro”, entre otros.


En republica dominicana hay muchos dones durmiendo, si los despiertan sus portadores podrán crecer como personas y con ellos la nación. Los míos despertaron a temprana edad, ayúdame a continuar despertando los talentos, por medio de mi historia, la cual demuestra al mundo que si se puede triunfar en la vida. Estas son las palabras de Joel Caraballo, autor del libro “Esfuérzate y se Valiente”.

La obra de superación personal, narra las vivencias del jóven autor de 24 años. Es un culto a la auto superación personal; Joel Caraballo nos explica como la discapacidad física, nunca será real; si la capacidad mental es mayor.

“En Esfuérzate y se Valiente”, Caraballo describe como ocurrió su nacimiento; sus primeros pasos, y otros temas los titulados “trillando camino”; “El éxito de mi primera meta”; “El poder de la fe (Cuando el hombre termina, comienza Dios)”; “La niñez de Joel (Atención padres)”; “Experiencias espirituales de un niño”; “Mi primera meta (La fe sin obra es muerta)”, “Mi segunda meta (Por las paredes hasta el frente del colegio)”, “Lo que pueden hacer tus dones (Pintando en la escuela)”, “La Caleta (Mis sueños parecen caerse)”; “La propuesta de la derrota y la respuesta de la fe”, “Mi deseo de estudiar vs. Mis enfermedades físico motoras”, “Joel, aprende a subir la bandera”; “Joel, se aparta del Dios que le mostraron sus padres”; “Joel, siente deseos de ayudar a su familia económicamente (15 años de edad)”; “Joel se encuentra con la tecnología (Kelvin Mena)”; “Joel, se gradúa en DOS como numero uno”.

Argumento de la obra: “En la madrugada del 3 de agosto de 1979 nace un niño a quien
dieron por muerto al nacer, y fue tirado junto a otros niños ya fallecidos. Quince minutos más tarde una doctora llamada Grisel, notó que en el grupo había uno de los niños que se movía, cuando se acercó, efectivamente, había uno que estaba vivo. El niño fue recogido y un grupo de médicos se encargó de él.

Su padre, quien no sabía nada de lo que estaba pasando, se presentó al hospital, acompañado de su cuñada, Carmen Pichardo.

Ésta, al ver a la doctora que estaba atendiendo al niño, la reconoció y exclamó sorprendida: ¡Pero si es mi prima! y la llamó por su nombre, ¡Grisel! La doctora respondió, volviéndose hacia ellos y les contó lo sucedido.

Mientras tanto, en una humilde casa del barrio Simón Bolívar, se recuperaba de un parto con dificultades la madre de Joel pues el niño había nacido de pie. La madre del niño, Grecia Montero de Caraballo, estaba inocente de lo que pasaba pues a ella no se le contaba la realidad, porque estaba muy mal, sólo le decían que estaba recuperándose y ella confiaba en que así sería.

El niño, a quien le pusieron por nombre Joel, con apenas quince días de nacido le dieron tres paros cardiacos, por lo que las enfermeras que estaban a su cuidado le habían puesto por sobrenombre El Caballito, porque se movía mucho en su lucha por vivir. Con 18 días fue entregado a sus padres, quienes descubrieron que el niño no podía tomar el seno de su madre y mucho menos el biberón.

Tenía el timo muy desarrollado y no podía pasar por su garganta el alimento de ahí que debía ser alimentado por un gotero. Aun así el niño se ahogaba y no podía respirar, pues su respiración era forzosa. Cuando se ahogaba, su padre le daba los primeros auxilios y luego su madre salía nerviosa y desesperada hacia un hospital.

Allí le prestaban muy poca atención, porque pensaban que el niño no iba a salvarse.

Mis primeros recuerdos.

Yo, Joel Caraballo, con aproximadamente siete años, tenía ciertas destrezas que eran admiradas por mis vecinos y amiguitos del barrio.

Por aquel entonces, vivía mi hermano con nosotros, David Gamalier Caraballo, cuatro años mayor que yo. Vivíamos en una casita muy pequeña, en el patio de la casa de mi abuela paterna Regina Pérez, que en paz descanse. Este hermano cuidaba de mí y de mis hermanos
menores: Anneuris Eliezer y Karen Angreily. En ocasiones, mis primos y amigos iban a buscar a mi hermano para jugar, y recuerdo que en sus ojos se notaba el deseo de ir con ellos, pero el corazón de mi hermano no le permitía dejarme solo, y se privaba de ir a jugar para quedarse conmigo.

No entiendo como un niño de siete años como yo podía entender algo tan fuerte y profundo como lo que pasaba con mi hermano y mis amiguitos, pero así sucedía.

Mis padres fueron y han sido siempre cristianos y mi canción favorita era “Si tienes miedo ven a Cristo Jesús,”. Notaba los comentarios de los hermanos de la iglesia, principalmente, por ejemplo, los de nuestra hermana y amiga

Rosario, quien sufría mucho nuestros problemas y me admiraba señalando que mi comportamiento no era el de un niño anormal, y sí el de un niño muy inteligente.

Otras personas que notaban el sufrimiento de mi madre, le decían: “No te preocupes, tu verás que- tu hijo saldrá adelante porque los niños con problemas tienen un don, y a él se le nota su inteligencia. Él te ayudará mucho en la vida”. Mi madre les agradecía su intento por consolarla mientras yo escuchaba todo tipo de comentarios, algunos buenos y en ocasiones unos tan fuertes como golpes de espada.




Mi primer paso. Trillando caminos.

Después de tres años en mi lucha por caminar, un día, en medio de una fiestecita de cumpleaños, organizada por mis primas para sus muñecas, me aparté pensando que no me miraban, puse mi rostro en el piso y como muchas veces oré diciendo: “Papá Dios, en el nombre de Jesús me voy a parar, ayúdame a caminar.

El éxito de mi primera meta.

El hecho de ver a mis primos y amiguitos caminando y el que mi hermano quería ir a jugar pero se limitaba por no dejarme solo, despertaron en mí una meta, un sueño y una visión de futuro: el aprender a caminar. Desde ese entonces, trataba de hacerlo en cada momento que estaba solo, era en lo único que pensaba, sin que el dolor ocasionado por las piedras y el piso al caer me hiciera desistir o amedrentarme.

A las personas mayores les agradaba hablar conmigo mientras yo me sentaba en las aceras de las calles. En una ocasión, un señor se interesó de una manera tan fuerte en ver a mis padres que fue a mi casa en horas de la noche para poder encontrarlos, y los conoció. Les contó la forma en la que lo vencí en un debate bíblico con sólo siete años. El secreto estaba en que mis padres me leían constantemente la Biblia y me ayudaban a comprender las historias narradas allí.

El tiempo pasaba y mi lucha por caminar se hacía más fuerte. Mi hermano David decía, mientras yo seguía en mi lucha por caminar:

“Si Joel camina daré un brinco hasta el techo”. Seguía sin obtener resultado, pero a mí no me importaba pues despertaba, comía, jugaba y todo lo hacía pensando en una nueva estrategia para poder caminar. Un día ocurrió el milagro.

Joel Caraballo Montero, es Coordinador de servicios informáticos en la Biblioteca del Instituto Tecnológico de las América (ITLA); también se desempeñó como Maestro en Fundamento de la Tecnología de las Computadoras y Soporte Técnico de esta institución.

Como profesional independiente desarrollador Web, diseñador Web, diseñador grafico, Hardware Redes y configuración de datos.

Realizó estudios de Diseño grafico en Macromedia Free Hands MX; Diseño de Web en Macromedia Dreamweaver MX; animación digital en Macromedia Flash MX; video digital; fundamento de computadoras; fundamento de computadoras, maestro; Hardware Redes y Configuración de datos; introducción a las redes; el arte del comentario, entre otros.
Ha participado en seminarios sobre “Estrategias para la excelencia en el trabajo”; “El poder de una visión de futuro”, entre otros.

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