lunes, mayo 28, 2012


Dominicana: Las madres llegaron a su día muertas de cansancio

Por Mirta Rodríguez Calderón

(mirtarc@yahoo.es)

Santo Domingo, mayo (SEMlac).- Ni negras, ni mujeres medio tiempo o mayores, ni descansando en un chaise lounge o bebiéndose una copa de vino: las madres de la propaganda comercial que circula profusamente en vísperas del Día de las Madres, celebrado aquí el 27, último domingo de mayo, son todas lindas, jóvenes, la mayoría ojiclaras y blancas. Por excepción, aparece alguna mestiza muy clarita.

Pero eso no es todo: el escenario, cuando ellas están incluidas en el mensaje gráfico, se presentan como las cocineras, en el área de lavar, quizás un espejo frente al cual se maquillan y, cuando más, un espacio de estar.

Tampoco ello es todo en los modos en que la publicidad perpetúa y reproduce estereotipos de género: sartenes, cacerolas, hornos, lavadoras, refrigeradores, juegos de sala, comedor o dormitorio; sábanas, toallas, adornos para el hogar, cortinas, alfombras, cojines y muchos más elementos decorativos o utilitarios para completar nuestro reinado en el hogar alimentan el imaginario colectivo y las sugerencias para "alegrar" a mamá.

En las propagandas de alimentos o envasados lo que abundan son las recetas con esta o aquella marca de uno u otro producto capaz de permitir a mamá hacer los más deliciosos platos para toda la familia.

¿Y cuándo descansa mamá? Ah, cuando reciba como regalo algún vestido, blusa, pantalón, zapatos u otro complemento de sus atuendos: todos lindos, coloridos y mostrados por muchachas bellas y blancas de piel.

Eso está bien: ropas bien bonitas que nos encantan, mascarillas y cosméticos y algunos perfumes, pero no muchos porque el público de la propaganda cotidiana en periódicos (gratuitos dos o tres), brochures comerciales o folletos de promoción, no suele ser el que adquiere esas exquisiteces tan gratas.

Pero no todo está perdido en el empeño de comunicadoras y comunicadores por hacer valer imágenes que promuevan la equidad de género. Este año, ha habido mucha propaganda exhortando a regalar a mamá celulares o anunciado rifas de jeepetas (camionetas) y hasta casas en sorteos maratónicos. Y entre los anuncios de electrónicos se ha colado alguna que otra computadora.

¡Qué pena que ninguna de esas mamás de la publicidad aparezca leyendo un libro, o en despachos de ejecutivas (que hay muchísimas dominicanas que lo son) o tal vez paseando en bicicletas por caminos bonitos y no como ejecutoras de planes de adelgazamiento, cirugías o consumos medicinales con esos fines!.

Hará unos tres años en un Día de los Padres singular, la colega Isaura Cotes estudió el efecto de los comerciales de una cadena de tiendas que se proclamaban como "El nuevo Papá". Y estos aparecían con sartenes, alimentando al bebé o la beba, y declarando con sus propias frases: "Yo sí cocino, ¿algún problema?".

Contrariar de ese modo el imaginario machista al parecer no tuvo mucho éxito porque no se ha popularizado en República Dominicana esa tendencia propagandística.

Y como en el cuento de Mamá Alondra, que cocinaba, lavaba y atendía a sus pichones mientras estos dibujaban en el suelo, y el Papá descansaba en un buen sofá, se repite una y otra vez la leyenda de que ella era muy feliz, a pesar de que hacía todo eso sin colaboración del resto de la familia.

¡Ay, qué cansancio…!

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