¿Es efectiva la protección de la persona envejeciente en RD?
Emilia Santos Frías
Hoy
28 de agosto conmemoramos el Día Internacional del Anciano y de la Anciana, es
una fecha propicia para analizar la situación de las personas envejecientes en
nuestro país, pasar balance e identificar cuál será nuestro aporte para
garantía de sus derechos.
No
es secreto que actualmente muchas y muchos adultos mayores están excluidos de
la vida laboral, cultural, familiar y social; medidas prohibidas por la Ley
352-98 sobre Protección de la Persona Envejeciente. Esta normativa precisa que
una persona es envejeciente en República Dominicana, si tiene 60 años de edad en
adelante. Y es clara al indicar que es deber de su familia acogerle, protegerle
y procurar que su estadía sea placentera.
La
Ley 352-98, es enfática al indicar que las personas de la tercera edad, tienen
derecho al descanso y al esparcimiento, es decir deben disfrutar de actividades
recreativas, culturales, deportivas apropiadas a su edad, además participar
libremente en la vida cultural y social de su país, eso implica un trabajo en
igualdad de condiciones si su salud así lo permite. Además, al libre y fácil
acceso a los servicios públicos y privados.
El
Articulo 17 plantea que los Ministerios de Educación, Cultura, Deportes,
Turismo y las universidades nacionales, deben desarrollar programas que
fomenten el respeto a los derechos de las personas envejecientes.
¿Se garantizan estos derechos?. Tenemos muchas
leyes, algunas sólo son letras muertas, lo que me recuerda aquella frase:”la
ley se acata, pero no se cumple”.
Los
datos que aporta cada año el Consejo Nacional de la Persona Envejeciente, no
responden mi inquietud.
Aguardo
a que este año al conmemorarse el Día Nacional de la Persona Envejeciente,
pautado para el primero de octubre, el informe refleje acciones concreta,
fundamentales, de asistencia y solidaridad, de garantía de derechos, ejecutadas
a favor de esta población.
Debemos
proteger y respetar a nuestros envejecientes, garantizarles sus derechos, para
de esa forma propiciarle sana en todas sus manifestaciones. Los adultos mayores
tienen una vida y deben disfrutarla cada día, ¡es su derecho!.
La
autora es Educadora, Periodista y Abogada
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