lunes, agosto 17, 2015

Inauguran moderno consultorio para servicio de Cirugía, Pie Diabético, Gineco-obstetricia y Laparoscopia

Santo Domingo. En interés de ofrecer a la sociedad, atenciones de salud con humanización y  calidad, para beneficio de las personas necesitadas, los doctores Ivanhoe y Kirssys Balbuena Corporàn inauguraron un moderno consultorio de salud en el Centro Médico San Lucas.

Durante el encuentro entre colegas, usuarios, familiares, amigos de los facultativos y el personal de gerencia administrativa del Centro Médico San Lucas, fue presentado a la opinión pública, el nuevo e innovador espacio de atenciones médicas: Doctores Balbuena Corporàn.

En la apertura, realizada este viernes 14 de agosto, los doctores Balbuena Corporàn, indicaron que desde este centro de asistencia en salud, ofrecerán a toda la familia, servicios con alto nivel de calidad, mediante equipos y tecnología avanzada.

El doctor Ivanhoe Balbuena Corporàn, es médico cirujano general, Laparoscopìsta, Pie Diabético, con más de 10 años de experiencia. Mientras que, la doctora Kirssys Adianez Balbuena Corporàn, es ginesco-obstetra, colposcopista. Ambos egresados de academia dominicana con estudios en universidades extranjeras.


Los doctores Balbuena Corporàn, ofrecen servicios de lunes a viernes, en el centro médico San Lucas, ubicado en la Calle Josefa Perdomo número 16, en Gazcue. Para contacto y citas,  las usuarias y los usuarios pueden llamar al  809-688-8853 extensión 222 o al móvil 829-344-2909.

sábado, agosto 08, 2015

Gracias a la vida por regalarnos personas entrañables que nos marcaron con sus enseñanzas

Por Emilia Santos Frías


Mis musas han querido madrugar; me debato entre Terpsìcore, Talía y Minerva. No me han permitido conciliar el sueño, pero trajeron a mi mente el grato sabor de algunos de esos seres maravillosos que entran a nuestras vidas y  la impactan con esa misma fuerza.


Personas que por su sapiencia, modo de comunicar; su costumbrismo, ángel, nobleza, carisma, simpatía y hasta comicidad, nos hacen la vida más agradable, nos edifican y por qué no, hasta nos entretienen.

Seres que durante nuestra niñez y vida adulta han dejado al menos una de sus máximas, que luego son citas obligadas en nuestro maravilloso andar.

Hoy mis musas los trajeron gratamente.

Recordé desde  pregoneros folclóricos, hasta el viejo pícaro del barrio, recordado por su frase de batalla: “me falta una cosa”, para decir en su forma comunicante, que estaba satisfecho, pues ya había almorzado, descansado y tomado su postre favorito, ese cafecito bien negro y caliente, pero aún no había acariciado a su amada. Vaya personaje!

Relacioné a la vecina, viejita desde que tengo uso de razón y aún sigue en pie. Amante de las bebidas espirituosas y enferma gracias a  su amor a ellas. Toda una maestra plebe de la jerga barrial. Enérgica al afirmar que “más vale un perro palao que una persona traicionera”. Con el perdón de los perro, animales que amo.

Y seguí en mi mente con la vecina de prosaico hablar, sobre todo cuando estaba bajo los efectos de su amado: el señor alcohol. Su frase más usada, y por supuesto zoológica: “mejor para el perro, si la perra es bola”. Aunque esta expresión, ni la decodifico, ni la acuño. Parece machista!.

Pero las que nunca he podido dejar de citar y acuñé como regalo baluarte, es el proverbio de mi suegra eterna, María Alfonsa De Los Santos Santana, mujer que amo, y que eligió amarme. Múltiples formas ha usado para demostrarlo: “Dios proveerá”. Y esa es efectiva.

Doña Suna, como le decimos cariñosamente a la abuela de mi hija, es una mujer maravillosa, una heroína anónima, como mi madre. Sabia, a pesar de sus tres bodas de plata de vida terrenal. Es la adulta mayor más avanzada mentalmente que conozco.  Y por otro lado, una cómplice de mi vivir.

Y así mis musas me llevan y traen  personajes del ámbito político, pero, los que viven y hacen vida en el barrio que pernoté al llegar desde el Cibao; los de la familia y hasta los de la iglesia. Grandes filósofos naturales, predictores de acontecimientos, enfáticos en sus creencias, en sus lemas.

Es así como llegué a mi hermoso y presumido padre. Magno conversador. Hacedor de historia, algunas consideradas inverosímil, por sus vástagas, pero que sirven de soporte y entretenimiento a nuestros encuentros familiares.

¿Quién no recuerda a esa maestra, a ese maestro de la infancia?, no importa si el aprendizaje fue bueno o malo. Si era cuerdo o  desquiciado. Le recordamos por ser el personaje protagónico.

Hoy, guiada por mis musas, rindo homenaje a esos seres extraordinario, para bien, que han engalanado nuestras vidas. Aportando también risas, permitiéndonos ser alumnos y alumnas de la Escuela de la Vida. Gracias por su acompañamiento.


La autora es educadora, periodista, abogada y locutora.




viernes, julio 31, 2015

RD necesita aplicar ley y políticas públicas para eliminar delincuencia

Por Emilia Santos Frías

Nos estamos quemando y no es sólo por las altas temperaturas de este varano. Desde hace años un flagelo más cruel que las enfermedades catastróficas, se lleva vidas valiosas; deja  temor, tristeza y desesperanza. Me refiero a la delincuencia.

Recientemente, la encuesta Gallup-Hoy,  publicó lo que toda persona residente en República Dominicana, comenta en su entorno circundante: la delincuencia, junto al desempleo y otras necesidades básicas, constituye el principal problema, que afecta a la población.

No es asunto de percepción, es la mala y fea realidad. La gente sufre cada día este mal y con él,  pierde la capacidad de asombro, ante un ambiente cargado de violencia, desprotección y desazón.

Nuestro territorio está arropado palmo a palmo  por ese verdugo. Mientras, la población productiva, cada día está más desprotegida, carente de empleos y garantía de sus derechos fundamentales.

Es sorprendente, quienes se dedican a delinquir, siguen arrebatándonos recursos materiales y naturales, como la vida misma,  por consiguiente, alegría y paz; pues esta no es posible en medio de dolor.Y mientras, la gente perdió la confianza en las autoridades civiles y militares, esos malos dominicanos y sus aliados, siguen ganando terreno, ante la mirada pasmada; ausente; indolente, permisiva y absorta de  quienes deben articular fuerzas para eliminar de nuestro territorio la delincuencia.Con este panorama, ¿cómo eliminaremos este mal?; ¿está, este aumento efectivamente asociado a la desigualdad social, con sus bajos niveles de educación, pobreza y el desempleo que exhibe nuestra nación?.

¿Qué está haciendo la familia, la escuela y los medios de comunicación para contribuir a su reducción?.

¿Influye en su acentuación, las  débil aplicación de normativas y administración de justicia?; ¿contribuye a este acrecentamiento las narco novelas?; ¿Tiene alguna cuota, la falta de controles migratorios fuertes?,  son algunas de las inquietudes que tengo como ciudadana de esta noble patria; una tierra bendecida, codiciada, mal querida y mal amada.

Hay carencia hasta de amor al terruño, de no ser así ¿por qué las dominicanas y los dominicanos, permitimos nos conviertan en otra nación; cambien nuestro modo de vida?.
¿Por qué dejar incluso, que la transculturación, la copia de antivalores de otros países, nos dañen?.

La cultura nos recuerda que este pueblo nunca ha sido violento entre sí. Sólo uso la fuerza para defender su soberanía, evitar injerencias; defender su identidad, sus valores, su etnia.

Es por ello, que República Dominicana no debe perder ese espíritu de vida tranquila, llena de urbanidad, calor afectivo, entre sus compatriotas y hacia los extranjeros; ese don, tan codiciado por los turistas.

Sin dudas, no es tiempo de largos discursos inverosímiles, cargados de promesas, tampoco es tiempo de atropello a la inteligencia y al sentir real de la ciudadanía.
Es tiempo de accionar, de cambiar la desgarrante realidad;  corregir y mejorar.

La delincuencia que exhibe nuestro país, es alarmante, se ve y se siente. Para eliminarla es necesario el concurso de todas y todos, mediante acciones serias, medibles, visibles, sistemáticas y sostenibles en el tiempo. La prudencia lo demanda.

La autora es educadora, periodista y abogada.



miércoles, julio 22, 2015

Somos más que seres humanos, somos seres divinos

Por Emilia Santos Frías


Reconocer que “somos más que seres humanos, que somos seres divinos”, es maravilloso, y hasta un desafío.  Es así como nos definió, durante una homilía celebrada recientemente,  Monseñor Benito Ángeles, párroco de la iglesia San Antonio de Padua.

Esa afirmación, me llenó de complacencia, porque así lo considero, pero recordó los deberes que tengo como ser humano, si quiero alcanzar tal fin.

Y es que ser un ser divino, significa que somos poseedores  de un poder ancestral que nos hace inmortales. Y esa inmortalidad inicia, cuando partimos de este maravilloso camino llamado vida terrenal, y como regalo de despedida dejamos entre nuestros iguales, ejemplo de buen vivir;  legados benignos a la sociedad.

Realmente, no morimos, lo creo así; nos elevamos a niveles más grandes que los alcanzados mientras ocupábamos nuestro cuerpo y caminábamos entre nuestros iguales. Así lo explicó el sacerdote y yo le creo.

Seres divinos que hacen un mundo mejor, gracias a la impronta dejada.

Escuchar este sermón, me transportó a tantas mujeres  extraordinarias, a tantos hombres extraordinarios, que partieron hace siglos; hace años, pero su legado de amor, sacrificio, entrega. Ese ejemplo de alegría, de vida plena, porque vivieron cada emoción que ella encierra, llenó mi espacio de energía maravillosa, vestida de gozo.

Recordé a la primera médica dominicana: la gran Evangelina Rodríguez, que grande fue su aporte a la salud de las poblaciones más vulnerables de nuestro país y a la elaboración de normativas sanitarias. Recibiendo a cambio vejámenes y pagando con su vida ese hermoso sacrificio de solidaridad, de entrega.

Recordé también a la más grande de todas las poetas dominicanas, la maestra Salomé Ureña; que hermoso legado de sacrificio, amor a la cultura, desprendimiento material y vocación.

Sin dejar de pensar en el más grande de todos los dominicanos, el padre y guía; ese mismo que dijo repetidamente: “Nunca me fue tan necesario como hoy el tener salud, corazón y juicio; hoy que hombres sin juicio y sin corazón conspiran contra la salud de la Patria”.

El que afirmo: “Procuraré conservarme bueno, conservaré mi corazón y mi cabeza. Dios ha de concederme bastante fortaleza para no descender a la tumba sin dejar a mi Patria libre, independiente y triunfante”.

Y continuó el  patricio: “El buen dominicano tiene hambre y sed de justicia ha largo tiempo, y si el mundo se la negase, Dios que es la Suma Bondad, sabrá hacérsela cumplida y no muy dilatado; y entonces,  !ay! de los que tuvieron oídos para oír y no oyeron, de los que tuvieron ojos para ver y no vieron… !la Eternidad de nuestra idea! porque ellos habrán de oír y habrán de ver entonces, lo que no hubieran querido oír, ni ver jamás”.

Mi encomio a Juan Pablo Duarte!, maestro y guía de nuestra democracia plena. Citarlo en estos tiempos y recordar su legado, es necesario.

Y así durante la misa, por mí mente pasaron muchas figuras ilustres, tanto de nuestra patria como allende de los mares: Eugenio María de Hostos, Antonio Zaglul,  Martin Luther King; Pedro Henríquez Ureña; Sebastián Lemba, por sólo nombrar algunos. Y  millares de hombres anónimos y mujeres anónimas, que con su ejemplo personal y profesional, han dejado huellas en nuestras vidas.

Personas tan grandes y nobles como esas nunca mueren!

Es por esto que te invito a que identifiques cuál es tu rol?. Abrázalo, persiste, esa será tu impronta, cuando ya no estés físicamente!. Que la pereza no invada tu camino. Estás llamado para dejar hermosas y positivas huellas, asume hoy ese compromiso; vive en amor y alegría esta vida maravillosa!

La autora es educadora, periodista y abogada.


miércoles, mayo 13, 2015

Comprender a la persona enferma mental y ayudarle, es todo lo que pido

Por Emilia Santos Frías


El gran humanista dominicano, médico, psiquiatra, escritor y profesor universitario, Antonio Zaglul; ese facultativo que amó a las personas con padecimientos mentales, antes de su partida al cielo, nos solicitó: “comprender  al enfermo mental y ayudarle, es todo lo que pido”.

Hoy el gran maestro llegó a mi mente, debido a que en los últimos días, en calles de Santo Domingo y provincias como San Pedro de Macorís y San Cristóbal, incluyendo sus municipios Haina y Villa Altagracia, he contemplado, enfermos mentales deambulando, sin rumbo fijo.

El maestro inmenso llega a mi mente en repetidas ocasiones; le escucho explicar de manera enérgica, como lo hizo en “Mis 500 Locos”: quien se ríe del enfermo mental, tiene un profundo temor a enloquecer”. Nuestro deber es ayudarle, es nuestro compromiso social.

Agradezco a Dios, permitirme conocer el alma bondadosa del doctor Zaglul; médico humano. Varias de sus obras, he leído en repetidas ocasiones y cada vez, con la misma hambre de aprender algo nuevo, pero mi mayor aprendizaje ha sido desvelar al ser humano detrás de la figura del médico.

Y hoy te invito unirte a tu sociedad y mediante la integración a equipo colaborativo, acciones para reducir dificultades; amparar a los enfermos mentales; respetar sus derechos como seres humanos, es tu deber. Asistirles como buen samaritano, también.

“Todo se puede conseguir perseverando, decía Zaglul, y es real. Asimismo, el maestro nos legó creer en la honradez humana, aunque siempre nos demuestren lo contrario. Utiliza tus valores morales y ayuda tu país en esta dificultad de salud que atraviesa.

Dominicana, dominicano, no es necesario rogar a Dymphna, la protección de los enfermos mentales, si tú y yo, asumimos  hacia ellos, nuestros deberes ciudadanos. Que ningún halo de ignorancia te haga caer en la maldad, son tus compatriotas, tu familia, tus hermanos. ¡Debes protegerlos!.

Hoy no es sólo el compromiso de un ministerio. Tu y yo tenemos una cuota que aportar a la solución de esta dificultad.

¡Gracias maestro por sus obras, grandes legados de amor genuino, grandes enseñanzas; toneladas de bondad en cada línea. Cómo esperar menos de alguien que amó tanto la dominicanidad!

Y a ustedes mis amigas, mis amigos, ¡que nuestra locura sea genial, como la de Zaglul !. Que nuestros aportes hagan un mejor país, que podamos ser como el mismo maestro se definió: “un enfermo mental coherente con sus ideales”. Es hora de nuestra contribución!.

La autora es profesora, periodista, abogada y locutora


miércoles, abril 08, 2015

A propósito de impunidad y jueves negro contra la corrupción

Emilia Santos Frías

Nada humano me es ajeno, pero como mortales al fin, vivimos entre emociones que nos dan dulzura; colores a la vida y otras que marchitan nuestro caminar en este viaje maravilloso.
Grandes enfermedades afectan nuestras poblaciones, a nuestra sociedad. La República Dominicana, país privilegiado por la naturaleza, su etnia y cultura, atraviesa por varias de ellas. Me refiero a la corrupción y a la impunidad por sólo citar dos. Su tratamiento curativo se denomina: justicia, pero ¿cómo se sana si esta es ciega, sorda y muda?

Para entender este fenómeno viejo por demás, consulte al doctor César Mella Mejías, reconocido psiquiatra; en su obra “Corrupción. Marco conceptual y Tipificación”, el experto afirma, que corrupción significa echar a perder; es un vicio, una descomposición. Como fenómeno político, social y económico mundial, la opinión pública lo percibe como enriquecimiento ilícito utilizando recursos y resortes del poder.

Seguí hurgando y encontré en la obra “La Paz en la República Dominicana”, de José Ramón López, que el autor expresa: Ningún pueblo regala a sus administradores el impuesto. Se lo confía para que lo invierta en los servicios determinados por el mismo pueblo y es una inmoralidad criminal, disponer de las rentas nacionales, pues ese no es su destino”.

Allende de los mares, la Asociación de Psiquiatras Latinoamericanos (APAL), considera la corrupción como una enfermedad del ordenamiento social que corroe a los regímenes democráticos, degenerando en escándalos, descréditos y litis.

Mientras que, la impunidad comúnmente es de tipo político, asociada a ricos y famosos; se refleja en la falta de justicia ante un delito; cuando no se castiga con la pena que corresponde al delito incurrido. Evasión de justicia, pareciera que su balanza se torna a favor de la fortuna.

Pero la corrupción y la impunidad no son enfermedades sociales del siglo XXI, son tan viejas como la figura del gobierno. Y siguen en aumento.
Participación Ciudadana, al presentar el informe acerca del Índice de Percepción de la Corrupción 2014, presentó nuestro país como uno de los países del continente americano con más corrupción ene le sector público, junto a Guatemala. El estudio afirma que tanto a la impunidad como la corrupción se afianzaron en el citado año. Múltiples  han sido las protestas que la población a nivel nacional e internacional, ha manifestado en las calles, como repudio a este flagelo.

Y este jueves 9 de abril, es la nueva cita, para un Día Negro Contra la Impunidad y la Corrupción; a las 4:00 de la tarde, la sociedad civil exigirá frente a la Suprema Corte de Justicia, en Santo Domingo y en las principales provincias, así como en locaciones a nivel internacional, encabezadas por Nueva York, Miami, Madrid y otras latitudes, un cese a la debilidad judicial; sanciones justas para los funcionarios que se apropian de los recursos del Estado, incurriendo en acciones ilícitas, que en consecuencia fomentan mayores niveles de desigualdad social.

Esa desigualdad social que se visualiza en carencias en el sistema de salud; educación; seguridad social; pobreza extrema; bajos salarios para los profesores, médicos y militares.


Dominicana, dominicano hoy es la cita; es tu derecho. Viste una prenda negra y expresa tu rechazo. Súmate al llamado en contra de la Corrupción y la Impunidad. Exige una justicia independiente, al servicio del Estado Social y Democrático de Derecho; garante de nuestro bienestar inherente,  tal como dicen los Artículos 7 y 8, de la Constitución de 2010. Haz valer tu voz!
Perdonar es saludable  hazlo y comparte la experiencia

Por Emilia Santos Frías

¿Qué medicamento podremos administrar a un corazón herido, enojado y lastimado?, ¿Cuál es la medicina para quien odia, busca venganza, envidia, maltrata?; ¿será el perdón?.  Estas son algunas  de las interrogantes que surgen cuando leemos “El Proyecto Perdón”, del escritor Michael  Barry.


El autor nos muestra las características de la enfermedad moral, esa que consiste en decir una cosa y hacer otra; que se evidencia en la falta de servir a los demás con amor, compasión, humidad y perdón.  Esa que también es aliada del odio y enojo reprimido;  emociones que enferman física,  socialmente y que sólo sana el perdón.

Agradezco al doctor Francisco Monegro, por donarme hace varios meses, esta importante obra, que me permitió identificar las enseñanzas de su autor, el doctor en Teología Michael Barry, director del Centro para el Tratamiento del Cáncer de Estados Unidos en Filadelfia, quien nos afirma que el rencor, el odio y la venganza, destruye la vida, mientras que el perdón nos hace mejor persona, capaces de vivir con felicidad, alejados del dolor.

Pero para aplicar este tratamiento y lograr que el medicamento perdón haga sus efectos, es necesario a mi entender que podamos conocernos mejor; identificar nuestras fortalezas y nuestras debilidades. 

Todas y todos en algún momento hemos sido lastimados y albergamos emociones mal sanas hacia quien nos hirió, pero eso sólo hizo más grande el dolor, porque no perdonamos al que nos causó el malestar. Debido que como dice Barry, la falta de perdón es un cáncer espiritual para el alma.

Sin lugar a equivoco, puedo afirmar que el perdón previene hasta la depresión y el suicidio, porque aporta sanidad y paz; estas a juicio del citado autor, “son dádivas de Dios”.


El Proyecto Perdón, nos expresa que el ser humano se está devorando entre sí. La ira y el odio siguen destruyendo familias y comunidades, debido a que el dolor, enojo y sufrimiento no conoce límites y son comunes a personas de toda edad, raza y fe.

Sin embargo, mientras la falta de perdón trae desdicha e infelicidad, el perdón aporta grandes beneficios entre los que podemos citar la paz. Una paz que se demuestra en la humildad; escuchar mejor; entender las ideas de los demás, aun cuando estemos en desacuerdo, pues, no siempre las personas contrarias, están equivocadas.

Siempre recordaré aquel discurso agónico del doctor José Francisco Peña Gómez, líder político de gran trascendencia mundial “Yo amo a mi pueblo, a mi país, a lo largo de toda mi vida he pagado un alto precio por eso; he recibido ataques feroces, a veces frontales, a veces con veneno como ahora, pero yo los perdono, mis adversarios pueden contar conmigo…con mi perdón”. Una alocución de una persona inmensa.

Un gran ser humano, es capaz de perdonar. El perdón nos ayuda, a conseguir sanidad y libertad, quiero que ser muy enfática en esto. Para Barry, entre el perdón y el sistema inmunológico hay una relación estrecha y a ella atribuye su poder curativo.

Exhorta perdonar a las personas que nos lastimaron, incluso a las tóxicas, pero alejarnos de estas, ya que no es necesaria una relación con ella, debido a su veneno y sustancia nociva.

Es imperioso vivir con sanidad emocional y espiritual. ¡Busquemos en nuestro interior la capacidad de perdonar y vivamos en libertad!

Es preciso apartar el dolor de nuestro corazón. Necesitamos una “remisión espontánea”,  como dicen los médicos cuando desaparece de un cuerpo un tumor maligno, sin razón aparente para ellos, por lo que lo llaman “un milagro”.

Asimismo, necesitamos que desaparezca el enojo y la falta de perdón hacia quienes nos lastimaron, sea esta persona familiar o no; pareja; compañero de labores; empleadores o dependientes laborales; amistades, en fin, cualquier persona.

Para que el perdón sea posible, debemos apartar  a juicio de Santo Tomás de Aquino, los pecados capitales: el orgullo o soberbia, avaricia, lujuria, pereza, glotonería, envidia e ira, ellos nos hacen creernos superiores. Nos llevan a querer de manera malsana lo que no nos pertenece.

 ¡Vive la experiencia del perdón. La ira y el odio afectan la salud de quien los vive. Transforma tu corazón. Oremos y escuchemos nuestro Dios, él nos ayudará a que mediante el perdón liberemos la carga que enferma el cuerpo de quien la posee!

El camino conlleva un proceso arduo y hasta difícil, pero sanador; liberador, si lo hace con conciencia, porque ¡el perdón da libertad!. Créeme ya lo he vivido y estoy presta de ser posible a repetirlo.

Decídete hoy, no te resistas a la necesidad de perdonar; es un paso importante que tu salud física y mental merece. ¡Necesitas vivir en paz y bienestar!